MADRID 2 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las galaxias espirales son algunos de los residentes más hermosos del universo. La Vía Láctea es una espiral y el Sistema Solar y, por tanto, la Tierra residen en algún lugar cerca de uno de sus brazos filamentosos. Pero, a pesar de que su forma es común, los científicos todavía consideran un enigma cómo surgen estos brazos y cómo cambian y desaparecen con el tiempo.
Ahora, un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y el Centro Harvard-Smitsoniano, ha permitido conocer, a partir de simulaciones por ordenador, los movimientos de un máximo de 100 millones de "partículas estelares" como la gravedad y otras fuerzas que son las encargadas de "esculpir las formas galácticas".
Una de las autoras principales del trabajo, publicado en 'The Astrophysical Journal', Elena D'Onghia, ha señalado que "se ha demostrado por primera vez que los brazos espirales estelares no son características transitorias, como se afirma desde hace varias décadas". "Los brazos espirales viven durante un periodo sorprendentemente largo", ha indicado.
El origen y destino de los brazos de las galaxias en espiral son temas que han sido debatidos por los astrofísicos durante décadas, con dos teorías predominantes. Una de ellas sostiene que los brazos van y vienen en el tiempo. Una segunda teoría, las más extendida, señala que que el material que forma los brazos -estrellas, gas y polvo- se ve afectado por las diferencias en la gravedad y atascos, como los coches en hora punta, manteniendo los brazos durante largos períodos.
Pero los nuevos datos obtenidos caen en algún lugar entre las dos teorías y sugieren que los brazos surgen, en primer lugar, como resultado de la influencia de las nubes moleculares gigantes, es decir, las regiones de formación estelar o viveros comunes en las galaxias. Según se deduce de la simulación, las nubes actúan como "perturbadores" y son suficientes para iniciar la formación de los brazos en espiral y para mantenerlos indefinidamente.
"Una teoría pasada señalaba que los brazos iban desapareciendo con las perturbaciones pero, ahora, sabemos que una vez formados se auto- perpetúan, incluso cuando las perturbaciones son removidas", ha explicado D'Onghia, quien ha señalado que la nueva teoría demuestra que "una vez que los brazos se generan a través de las nubes, pueden existir por su cuenta a través de la influencia de la gravedad".