BARCELONA 10 Ago. (EUROPA PRESS) -
Científicos del CSIC han probado en las calles de Barcelona la eficacia de diversos compuestos químicos para fijar la contaminación al asfalto, unos productos capaces de retener en el suelo el polvo de rodadura de los vehículos y por tanto susceptibles de reducir las partículas en suspensión que empeoran la calidad del aire.
Los experimentos, llevados a cabo por el Instituto de Diagnosis Ambiental y Estudios del Agua (Idaea) del CSIC y liderados por Xavier Querol, forman parte del proyecto europeo Airuse, que tiene por objetivo determinar los mecanismos más útiles para mejorar la calidad del aire en los países del sur de Europa.
Entre los meses de abril y mayo los científicos del Idaea han impregnado con acetato de calcio y cloruro de magnesio la calle Industria de Barcelona, y han recogido datos sobre la cantidad de partículas en suspensión de diámetro inferior a 10 y 2,5 micras --PM10 y PM2,5--, mientras que en los próximos meses harán lo mismo con nanopolímeros y asfaltos porosos.
Rociar las calles con acetato de calcio y cloruro de magnesio puede reducir la contaminación del aire que produce la resuspensión del polvo de rodadura, que se genera con el desgaste de las ruedas y las pastillas de freno de los automóviles.
Querol ha explicado que este contaminante no es tan importante en países del norte de Europa, dado que al llover con más frecuencia la presencia de estas partículas es menor y no se acumulan con tanta intensidad, y confía en tener los primeros datos de estas pruebas a partir de septiembre.
Después del trabajo de campo con cuatro unidades móviles, el equipo del CSIC desarrollará un modelo sobre la posibilidad de que estos compuestos químicos se utilicen en periodos concretos --llegadas de polvo sahariano o episodios anticiclónicos, por ejemplo--, ya que el asfalto debería ser limpiado posteriormente con aguas freáticas para lograr que las partículas fijadas en él finalmente se eliminen.
PROYECTO AIRUSE
El experimento forma parte del proyecto europeo Airuse, dotado con 950.000 euros a repartir durante cuatro años entre el Idaea --coordinador de la iniciativa--, la Universidad de Florencia (Italia), Aveiro (Portugal), Birmingham (Gran Bretaña) y el centro Demokritos de Atenas (Grecia).
El objetivo es evaluar medidas ambientales que sean efectivas específicamente en el sur de Europa, dada la diferencia climatológica con el norte del continente, por lo que analizará también la tipología de las partículas suspendidas en el aire durante diversos días para comprobar el origen de la contaminación en cuatro ciudades europeas --Florencia, Oporto, Atenas y Barcelona--.
De este modo, los científicos tienen previsto también probar con modelos de vehículos de limpieza capaces de aspirar el polvo del asfalto previamente fijado con compuestos químicos, sin necesidad de regar después, así como comprobar cómo afecta la calefacción, la quema de biomasa, la presencia de barcos en los puertos, el aerosol marino o el polvo africano, entre otros.