MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las aves presentan componentes genéticos en la coloración de su anillo ocular, una característica relacionada también con el color de la piel de estos animales. Esta es la conclusión de un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y de la Estacion Biologica de Doñana (EBD).
Hasta ahora se consideraba que esta característica dependía casi exclusivamente del ambiente y la alimentación de los individuos. "Tradicionalmente, ante la falta de estudios que midieran su influencia genética, se ha pensado que dependían casi en su totalidad del ambiente y la capacidad del animal para ingerir carotenoides. Con esta investigación se ha analizado el componente genético en la variación de este tipo de caracteres", ha indicado el investigador Juan Antonio Fargallo.
Los carotenoides son los pigmentos orgánicos responsables de gran parte de la coloración amarilla o roja en los animales. La vistosidad de los colores que proporcionan hace que tengan un destacado papel como ornamento y, por lo tanto, una gran relevancia en los estudios de selección sexual. Estos compuestos no se pueden sintetizar, así que los animales deben adquirirlos a través de la dieta.
En zonas del cuerpo como el anillo ocular en las que, a diferencia de la pluma y el pelo, hay irrigación, es decir, en las partes tegumentarias, la función de los carotenoides se hace especialmente patente debido a que la respuesta a la ingesta de carotenoides es muy rápida.
Una coloración muy intensa es sinónimo de una buena condición física ya que el grado con el que un individuo puede expresar el color de esos caracteres depende de su capacidad competitiva para obtenerlos a través de la dieta.
Utilizando el cernícalo vulgar, 'Falco tinnunculus', como modelo, los investigadores han demostrado la existencia de componentes genéticos en este tipo de caracteres, en concreto, en la región tegumentaria amarillo-naranja que forma el anillo ocular.
"Además, mediante el seguimiento de la reproducción hemos podido constatar que los individuos que muestran una mayor pureza en el color y un tono más anaranjado del anillo ocular producen más pollos. Ambos efectos son más destacados en hembras que en machos", ha añadido Jesús Martínez-Padilla, investigador de la Estación Biológica de Doñana y coautor del estudio.
"Frente a lo que se pensaba, los resultados muestran la existencia de componentes genéticos en los caracteres tegumentarios que dependen de la ingesta de carotenoides y apuntan hacia una selección direccional en su expresión además de sugerir diferencias sexuales en la contribución al cambio evolutivo de este tipo de caracteres", ha apuntado Martínez-Padilla.