MADRID 5 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una revisión de estudios en la que participan tres paleontólogos de la Universidad de Zaragoza confirma que la extinción masiva que se produjo hacia finales del periodo Cretácico, hace unos 65,5 millones de años, y que acabó con el dominio de los dinosaurios en el planeta fue originada por el impacto de un asteroide. El trabajo, que se publica en la revista 'Science', es fruto de la colaboración de 38 expertos de Europa, Estados Unidos, México, Canadá y Japón
La energía liberada por el impacto que produjo en Chicxulub, en la provincia mexicana de Yucatán, el asteroide fue un millón de veces mayor que la generada por la bomba nuclear más grande jamás probada y afectó a casi el 70 por ciento de las especies de nuestro planeta.
El meteorito produjo un cráter de casi 200 kilómetros de diámetro que fue descubierto en 1991 y se tradujo en terremotos de magnitud superior a 11 en el antiguo Golfo de México, provocando el colapso de las plataformas continentales, gigantescos tsunamis y el deslizamiento de grandes volúmenes de sedimentos marinos, apilados en esta compleja secuencia de depósitos.
Aunque este episodio se ha aceptado como la causa de la extinción masiva, algunos críticos continúan en desacuerdo, señalando por ejemplo que los microfósiles del Golfo de México muestran que el impacto sucedió bastante antes de la extinción y que podría no haber sido su principal causa. El volcanismo masivo que produjeron las trampas de Deccan de la India alrededor de esta época también han sido propuesto como la principal causa de la extinción.
En el trabajo han participado Laia Alegret, Ignacio Arenillas y José Antonio Arz, del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón, que están especializados en el estudio de foraminíferos, fósiles microscópicos que ayudan a datar las rocas sedimentarias marinas que los contienen y a conocer sus ambientes de depósito.
Los españoles han contribuido a la datación de las unidades sedimentarias relacionadas con el impacto en el Golfo de México y el Caribe, estableciendo la relación causa-efecto entre éste y el evento de extinción en masa.
TEORÍAS DERROCADAS
El grupo que cuestiona la hipótesis del impacto del meteorito se basa en el análisis de los sedimentos depositados alrededor del Golfo de México, donde se observan acumulaciones de diminutas gotas de material fundido (microtectitas) que fueron expulsadas tras el impacto de Chicxulub.
Según estos autores, la edad de los foraminíferos indica que las microtectitas de Chicxulub se depositaron unos 300.000 años antes, demasiado pronto como para que el impacto sea la principal causa de la extinción. Por el contrario, los autores de este artículo publicado en Science han demostrado que en realidad los sedimentos con microtectitas fueron violentamente removilizados.
En cuanto a la hipótesis volcánica, a pesar de las evidencias de un vulcanismo relativamente activo en la India, los ecosistemas marinos y terrestres tan sólo muestran cambios menores en los 500.000 años previos al impacto. Aunque se pueden emitir importantes volúmenes de azufre en cada erupción volcánica, dando lugar a aerosoles en la estratosfera, éstos permanecen poco tiempo en la atmósfera, por lo que sus efectos ambientales adversos tendrían una corta duración.
En comparación, durante el impacto de Chicxulub se liberaron volúmenes mayores de azufre, polvo y hollín en pocos minutos, provocando perturbaciones medioambientales extremas como el oscurecimiento y el enfriamiento global del planeta.