MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los cráneos de las musarañas de dientes rojos se encogen en anticipación al invierno, hasta en un 20 por ciento, y cuando se acerca la primavera, sus cabezas recuperan su tamaño.
"Encontramos que cada musaraña experimenta una disminución dramática en el tamaño de la caja craneal de verano a invierno", resalta el investigador Javier Lázaro, del Instituto Max Planck de Ornitología, en Alemania. "Entonces, en primavera, la caja craneal vuelve a crecer, llegando casi al tamaño original en el segundo verano", agrega este experto, que reconoce que, por el momento, se sabe "muy poco sobre las causas".
Según el estudio, publicado en 'Current Biology', la reducción de tamaño afecta no sólo al cráneo, sino también al cuerpo entero de las musarañas: en invierno, varios órganos principales pierden masa, la columna se acorta e, incluso, la masa cerebral disminuye en un 20 o 30 por ciento.
Estudios anteriores habían sugerido que las cabezas de estas musarañas podrían reducirse estacionalmente. A nivel poblacional, la altura de la caja craneal de las musarañas disminuyó en un 20 por ciento y luego aumentó nuevamente en un 15 por ciento. Incluso, hay un nombre para este hecho basado en la primera persona que informó de esta observación general: el fenómeno Dehnel. Pero el nuevo estudio documentó completamente la reducción de las cabezas de las musarañas al seguir a animales individuales a lo largo de las estaciones.
Los investigadores utilizaron trampas vivas para capturar musarañas desde el verano de 2014 hasta el otoño de 2015. Cuando una musaraña fue capturada, los investigadores la anestesiaron antes de realizar una radiografía del cráneo e implantarle un microchip debajo de la piel para identificarla posteriormente.
Las mediciones realizadas con los rayos X confirmaron que las cabezas de las musarañas se encogieron en el transcurso de la temporada. Se capturaron 12 musarañas en las tres etapas y todas mostraron el mismo patrón: un tamaño máximo de cabeza en verano, un declive de invierno y un nuevo crecimiento en primavera.
SE CONOCE "MUY POCO" SOBRE LAS CAUSAS
Las musarañas tienen un alto metabolismo y es probable que la disminución del tamaño les ayude a vivir en tiempos de escasez de alimentos. A diferencia de otros animales, las musarañas no migran ni hibernan durante el invierno. "Reducir el tamaño de la cabeza y, por lo tanto, el tamaño del cerebro, podría ahorrar energía de manera desproporcionada, ya que el cerebro es energéticamente muy costoso", dice Lázaro.
El proceso de encogimiento no se comprende del todo, pero hay evidencia que sugiere que la caja craneal disminuye a medida que se reabsorbe el tejido dentro de las suturas craneales. Cuando se acerca la primavera, el tejido óseo se regenera. Los investigadores se sorprendieron de la magnitud del cambio en el tamaño de la cabeza en los individuos.
Aunque se ha sugerido en estudios anteriores, los investigadores pensaron que tal vez esos cambios estacionales podrían explicarse en parte por la tendencia de los individuos más grandes a morir. Pero, el nuevo estudio no encontró evidencia de eso. "Esto significa que cada individuo sufre este cambio cada invierno, lo que nos resulta desconcertante", subraya Lázaro.
Los investigadores planean ahora analizar más a fondo el cambio estructural en el cerebro a medida que las cabezas de las musarañas se encogen. También tienen curiosidad por saber cómo este proceso afecta a las habilidades cognitivas de los animales.