MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Por primera vez se ha obsrvado que los delfines pueden aprender técnicas de alimentación fuera del vínculo madre-cría, expresión de una naturaleza cultural similar a la de los grandes simios.
Los delfines de Shark Bay, en Australia Occidental, son muy conocidos por los científicos y han sido estudiados de cerca durante más de 35 años. A mediados de la década de 1990, el equipo registró los primeros casos de una nueva técnica extraordinaria de alimentación llamada "bombardeo".
Se trata de una táctica utilizada por los delfines cuando la presa se esconde dentro de grandes conchas vacías de caracoles gigantes que se encuentran en Shark Bay. Usan sus picos para llevar estas conchas a la superficie y luego sacuden la comida atrapada en sus bocas, como las últimas patatas fritas en el fondo de un paquete.
Las técnicas de alimentación en Shark Bay generalmente se transmiten de las madres de delfines a sus crías, lo que los investigadores denominan transmisión social vertical. Esta transmisión entre generaciones se consideró la única forma en que los delfines aprenden métodos de alimentación.
Pero el nuevo estudio, publicado en la revista 'Current Biology', demuestra que algunos de los delfines de Shark Bay realmente han aprendido este método de alimentación fuera del vínculo madre-cría. Sugiere que estos delfines observaron el bombardeo de sus congéneres cercanos y luego adoptaron la técnica ellos mismos, lo que los investigadores denominan transmisión social horizontal, lo que puede ocurrir dentro de las generaciones.
Estos hallazgos representan la primera evidencia cuantitativa de la transmisión horizontal de una táctica de búsqueda de alimento en las ballenas dentadas, proporcionando evidencia adicional de similitudes culturales entre los delfines y los grandes simios. Los chimpancés, los gorilas y, por supuesto, los humanos, también han demostrado una amplia gama de conductas de forrajeo socialmente aprendidas.
El estudio fue dirigido por la doctora Sonja Wild, quien realizó esta investigación como doctoranda en la Universidad de Leeds y ahora es investigadora postdoctoral en el Centro para el Estudio Avanzado del Comportamiento Colectivo de la Universidad de Konstanz.
"Estos resultados fueron bastante sorprendentes, ya que los delfines tienden a ser conservadores, con las crías siguiendo una estrategia de copiar a la madre para aprender comportamientos de búsqueda de alimento", explica.
"Sin embargo, nuestros resultados muestran que los delfines son definitivamente capaces, y en el caso del desgrane, también motivados para aprender nuevas tácticas de alimentación fuera del vínculo madre-cría --resalta--. Esto abre la puerta a una nueva comprensión de cómo los delfines pueden ser capaces de adaptarse conductualmente a entornos cambiantes, ya que el aprendizaje de los compañeros permite una rápida difusión de nuevos comportamientos en las poblaciones".
"Por ejemplo, una ola de calor marina sin precedentes en 2011 fue responsable de aniquilar el hábitat crítico de pastos marinos de Shark Bay. Hubo una posterior muerte de peces e invertebrados, incluidos los gasterópodos que viven en esas conchas gigantes", recuerda en un comunicado.
"Si bien solo podemos especular si este agotamiento de presas le dio a los delfines un impulso para adoptar un nuevo comportamiento de búsqueda de sus asociados, parece bastante posible que una gran cantidad de conchas de gasterópodos gigantes muertos puedan haber aumentado las oportunidades de aprendizaje para el comportamiento de bombardeo", aventura.
El profesor Michael Krützen, director del Departamento de Antropología de la Universidad de Zúrich y autor principal de este estudio, ha estado estudiando la evolución social de los grandes simios y mamíferos marinos durante casi 25 años.
"El hecho de que el bombardeo se transmite socialmente entre los delfines en lugar de entre la madre y la descendencia establece un hito importante y destaca las similitudes con ciertos primates, que también confían en el aprendizaje vertical y horizontal del comportamiento de alimentación", asegura el profesor Krützen.
"A pesar de sus historias evolutivas divergentes y el hecho de que ocupan ambientes tan diferentes: tanto los delfines como los grandes simios son mamíferos de gran cerebro y larga vida con altas capacidades para la innovación y la transmisión cultural de comportamientos", prosigue.
El equipo internacional de investigadores realizó encuestas en barco en el golfo occidental de Shark Bay entre 2007 y 2018 para cuantificar cómo se extendió el comportamiento de bombardeo en la población. De 5.278 encuentros con grupos de delfines identificaron 1.035 individuos diferentes. Se documentaron un total de 42 eventos de bombardeo, realizados por 19 delfines individuales.
Aunque el bombardeo parece bastante raro, es probable que se subestime tanto el número de eventos de bombardeo como el número de "lanzadores" individuales, ya que el comportamiento ocurre en combates que duran unos segundos y, por lo tanto, es difícil de observar.