WASHINGTON, 17 Nov. (OTR/PRESS) -
Uno de los avances más importantes de la civilización humana ha sido la práctica de la agricultura sostenible. Sin embargo, los humanos no fuimos los primeros. Un nuevo estudio ha demostrado que las hormigas llevan practicando la agricultura sostenible desde hace más de 50 millones de años. Al igual que la agricultura ayudó a los seres humanos a convertirse en una especie dominante, ésta también ha permitido a las hormigas convertirse en uno de los insectos sociales más exitosos de la naturaleza. Estas son las principales conclusiones de un artículo publicado en 'Microbiology Today', que señala que las hormigas han desarrollado un sistema para mantener sus 'huertos' libres de plagas.
Esta capacidad de mantener el jardín sano comienza cuando las hormigas cortadoras de hojas depositan sus hierbas recíen cortadas en el jardín, de donde nace un hongo especial. Este nuevo materual es incorporado continuamente a los jardines para que crezca el hongo mientras los viejos materiales son removidos por las hormigas y colocados en un vertedero especial de residuos fuera de la colonia.
El estudio también ha demostrado que cuando las hormigas obreras detectan una plaga de microbios, enseguida el resto de las hormigas empiezan a peinar todo el 'área de cultivo' en busca de malas hierbas. Cuando las encuentran, las hormigas tiran de ellas y las depositan en vertederos.
"Las hormigas están sistemáticamente expuestas a un gran número de agentes patógenos que podrían infectarlas. De hecho, muchas de las colonias de hormigas empezaron llenos de maleza con hongos patógenos, que en ocasiones llegaron a matar a la colonia", explica Cameron Currie, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.), en declaraciones a 'Microbiology Today' y recogidas por otr/press.
UNA BACTERIA SIMILAR A LA CERA
Los investigadores también observaron en este estudio que algunas hormigas obreran tenían una sustancia blanca en sus cuerpos, similar a la cera. Pero al mirar a través de un microscopio, los científicos descubrieron que se trataba de una facteria que forma parte del grupo Actinobacteria (que producen más del 80% de los antibióticos utilizados por los seres humanos). En el caso de las hormigas, estas bacterias producen compuestos antifúngicos que detiene los patógenos que atacan el jardín. Este descubrimiento fue el primero que demostró claramente que un animal distinto al ser humano utiliza bacterias para producir antibióticos que hagan frente a agentes patógenos.
"La investigación en nuestro laboratorio ha puesto de manifiesto una serie de interesantes relaciones entre las bacterias y los hongos patógenos. Las bacterias pueden ser especialmente adecuadas para la inhibición de hongos patógenos que infectan los jardines de las hormigas", explica Currie.
La interacción entre las hormigas y sus cultivos de hongos y de las hormigas y las bacterias se conocen como 'relación de mutualistas', donde ambos miembros se benefician. En la relación entre las hormigas y sus cultivos de hongos, las hormigas obtienen alimentos de los hongos, de manera que si el hongo se pierde, toda la colonia de insectos puede morir. A cambio, el hongo recibe un suministro continuo de material y protección contra las enfermedades que causan las plagas.
En el caso de las bacterias, éstas encuentran en las hormigas un entorno protegido en el que crecer, lejos de la intensa competencia que tendrían que sufrir si viven en otros ambientes como el suelo.
CARRERA QUÍMICA
"Curiosamente, en la estrecha relación entre hormigas, bacterias y agentes patógenos a veces gana el patógeno. Esta interacción ha sido descrita como una carrera química entre las bacterias y los hongos", explica Currie. "En este momento, estamos empezado a comprender la guerra química a nivel genético, y es probables que este tipo de interacciones sea más frecuente en la naturaleza de lo que se había pensado", concluye.
Pero todavía nadie sabe a ciencia cierta como una hormiga se asocia con el hongo y la bacteria. Con los nuevos avances en genética molecular y en tecnologías, el profesor Currie mantiene la esperanza de descubrir cómo se han establecido estas asociaciones y entender como estas interacciones generan el crecimiento de estos hongos beneficiosos para las hormigas.