Los incendios de Australia equivalieron a 1.500 bombas de Hiroshima

Reuters
Actualizado: viernes, 22 mayo 2009 13:30

SIDNEY (AUSTRALIA), 22 (EUROPA PRESS)

Los grandes incendios forestales del sureste de Australia, que quemaron más de 300.000 hectáreas de bosque en el estado de Victoria y provocaron la muerte de casi 200 personas causaron una devastación similar a la de 1.500 bombas atómicas del tamaño de la que cayó en Hiroshima en 1945.

Así lo dice el ecologista Kevin Tolhurst, científico de la Universidad de Melbourne, en un informe elaborado para la comisión nacional que investiga la progresión y la gravedad de los incendios que se declararon el pasado 7 de febrero, conocido ya en Australia como el 'Sábado Negro'.

En su informe, Tolhurst también estima que el fuego liberó una energía equivalente a la que utiliza todo el estado de Victoria a lo largo de un año, al tiempo que generó una "fuerza destructiva" con llamas que alcanzaron los 35 metros de altura. De hecho, añade, cualquier persona necesitaba alejarse al menos 150 metros para salvarse de las llamas.

Según la emisora local ABC News, en su evaluación sobre los incendios entregada a la comisión, Tolhurst explica que el fuego fue tan "potente" que creó sus propias condiciones meteorológicas. Así, las llamas provocaron sus propios microclimas, algunas veces generando rachas de viento de hasta 120 kilómetros por hora, potencia suficiente para arrancar árboles.

La comisión también ha escuchado las quejas de la hermana de un hombre discapacitado que falleció en los incendios. La mujer pidió que se mejoren los sistemas de alerta para minusválidos en caso de que se produzcan situaciones peligrosas como los de febrero.

Así pues, consideró que las alertas deben ser obligatorias en todas las cadenas de televisión, así como en Internet y como mensajes en los teléfonos móviles con el objetivo de que, ante hechos como los que devastaron el sureste de Australia, se evite el mayor número posible de muertos, ya que muchos vecinos de la zona han denunciado que la mayoría de las muertes por las llamas podían haberse evitado.