MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
José Luis Cordeiro, profesor de la Singularity University, está convencido de que para 2029 la inteligencia artificial alcanzará a la humana y de ahí a la singularidad tecnológica faltará poco.
En la Singularity University, que impulsan entre otros la NASA, Google, Cisco o Genentech, conviven tecnologías que producen, a partes iguales, esperanza y miedo a lo desconocido. Es el caso de máquinas capaces de "evolucionar".
La singularidad tecnológica es una hipótesis que pronostica que llegará un momento en el que la inteligencia artificial será capaz de auto-mejorarse recursivamente. En teoría, las máquinas serán capaces de crear otras máquinas aún más inteligentes, hito que derivaría en una inteligencia muy superior a la humana y, lo que resulta más chocante, fuera de nuestro control.
La palabra singularidad fue tomada de la astrofísica: un punto en el espacio-tiempo - por ejemplo, dentro de un agujero negro - en la que no se aplican las reglas de la física ordinaria. Fue asociada a la explosión de la inteligencia artificial durante la década de 1980 por el novelista de ciencia ficción Vernor Vinge. En un simposio de la NASA en 1993 , Vinge pronosticó: "Dentro de los 30 años, tendremos los medios tecnológicos para crear inteligencia sobrehumana . Poco después, será el fin de la era humana".
Este escenario podría estar mucho más cerca de lo que parece.
Cordeiro es discípulo del doctor Ray Kurzweil -cofundador y director de la Singularity University y uno de sus principales profesores-. En su último viaje a España -origen de sus padres-, ha dado múltiples charlas y conferencias, divulgando algunos de los avances con los que convive cada día en la sede donde da clases, el centro Ames de la NASA en Mountain View, California.
Cordeiro está convencido que para 2029 la inteligencia artificial alcanzará a la humana y de ahí a la singularidad faltará poco. ¿Tal vez en 2045? De hecho, en los próximos 20 años, anuncia el profesor, habrá más cambios que en los últimos 2 milenios. Ahora mismo la tecnología es mucho más rápida que el cerebro -una simple calculadora multiplica números de 5 cifras en décimas de segundo-, pero funciona de forma distinta -por ejemplo, no ha alcanzado el nivel de conexiones equivalente al que tienen las neuronas en un cerebro humano-.
Sin embargo, si la velocidad exponencial de la ley de Moore no se detiene y siguen avanzando las investigaciones de redes neuronales de gigantes como Google, para 2029 el grado de integración de la tecnología permitirá generar un equipo tan potente y complejo como un cerebro. Y mucho más rápido.
Evidentemente, un escenario como el que dibuja la teoría de la singularidad tecnológica despierta inquietud y esperanza a partes iguales. Si bien por un lado la inteligencia artificial y el 'deep learning' serán capaces de asombrosos avances, cualquier tecnología tan avanzada como para resultar casi incomprensible genera rechazo.
En la actualidad, ya hay cosas que ya están en el límite de la credibilidad y producen desasosiego. Como decía el escritor Arthur C. Clark: "Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia".
Según opina Manuel Monterrubio, Ingeniero en Informática por la UPM y CEO de la compañía especializada en transformación digital EXEVI: "A lo largo de nuestra historia, algunos avances tecnológicos han provocado temor. El miedo a lo nuevo y lo desconocido es comprensible, sin embargo todas las tecnologías pueden usarse para el bien o para el mal, como puede usarse el fuego para calentar y cocinar alimentos, o para quemar a la gente. En el caso de la singularidad, parece claro que hemos de ser cautos, regulando su desarrollo pero sin limitarlo y, sobre todo, tratando de que esas futuras IA aprendan de nuestros valores éticos y morales, así como de los errores y aciertos de nuestra especie".
INMORTALIDAD 'OPCIONAL' PARA 2045
Por otro lado, Cordeiro habla también con normalidad y total convencimiento de que la mortalidad será "opcional" para 2045, como ya adelantaba la prestigiosa revista TIME ahora hace un año.
Él cree firmemente que en este siglo se alcanzará la inmortalidad real, gracias a cuerpos en los que el envejecimiento se haya detenido a los 25 años, por ejemplo. Pero antes de que eso llegue, centros de investigación como esta universidad trabajan en posibilidades como pasar nuestra conciencia a potentes cerebros artificiales.