Los juguetes científicos deben divertir antes que enseñar

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Actualizado: lunes, 3 enero 2011 16:27

MADRID 3 Ene. (EUROPA PRESS) -

El profesor de Ingeniería Química de la Universidad de Barcelona (UB), Claudi Mans, ha aconsejado a los padres que compren juguetes científicos para sus hijos esta Navidad que "deben buscar el divertimento" de los más pequeños y, aunque este tipo de actividades tengan un trasfondo educativo, no deben "intentar generar científicos precoces".

Así, Mans, ha apuntado que los juegos científicos actuales pretenden "educar de manera ostensible" y, ha su juicio estos productos "no deberían tener como fin formar conciencias", sino "entretener".

A pesar de que Mans confiesa que de pequeño jugaba con el Cheminova y construía motores eléctricos con el Meccano, y ha reconocido que "muy probablemente" estos juegos fueron los que despertaron su pasión por la Ciencia, ha señalado que lo importante es que los niños "se puedan entretener mediante la manipulación, tal y como hacen los científicos" pero "no educar en el sentido de educación reglada".

En este sentido, ha destacado, declaraciones a Europa Press, que la familia juega un papel fundamental para "suministrar al niño, en su tiempo libre, estímulos muy variados". "No se trata de que al niño le tenga que gustar la ciencia, sino que descubra que es una actividad placentera, que le permite deducir, comprender y predecir, y que puede profundizar en la misma y hasta dedicarse profesionalmente a ella", ha apuntado Mans.

Además, para el colaborador de la Fundación Cotec, las nuevas tecnologías no tienen por qué tomar la delantera a este tipo de juegos con los que pueden divertirse de la manera más tradicional. Mans ha recordado a los padres que los más pequeños "son impresionables tanto con una pelota como con una consola" porque la tecnología es "algo que les ha venido dado" y no una novedad que entra en sus vidas.

Al respecto, el químico recomienda que los juegos tecnológicos se retrasen en las vidas de los menores pues considera que "pueden ser muy absorbentes y obsesivos y dificultar la práctica de otras actividades también deseables".

AUMENTA EL CONSUMO DE JUEGOS CIENTÍFICOS

Por su parte, los jugueteros han corroborado que este tipo de juguetes, basados en la Ciencia, se están haciendo un hueco en las habitaciones de los niños, aunque, según han apuntado, son productos que se venden, sobre todo, en Navidad, aunque hay periodos, como en la época de comuniones y fin de curso, en los que también se registra un repunte, según han destacado.

Así, el director de Marketing de CefaToys, Juan Fernández, ha destacado que en los últimos años ha crecido la venta de estos juegos en 2009 un 18 por ciento con respecto a 2008, que a su vez había aumentado un 24 por ciento con 2007.

Los fabricantes han explicado que, actualmente, se aprovechan todas las ramas científicas para explotar este sector. De este modo, existen los más típicos juegos de laboratorio, pero también aquellos que permiten al niño utilizar técnicas forenses, cuidar insectos, crear su propio ecosistema, conocer más a fondo el espacio o utilizar vehículos que funcionan con energías renovables.

Esta variedad, según han señalado, es la que hace que los menores tengan un mayor interés por este mundo. Aún así, desde Giro Juegos, apuntan a que también ha influido el tirón de programas de televisión que proponen experimentos que atraen la curiosidad de los más pequeños.

RESTRICCIÓN EN MATERIALES Y COMPUESTOS QUÍMICOS

Pero los fabricantes han señalado que crear un juguete de estas características es algo más difícil que otro tipo de productos con más tradición juguetera. Además de asesorarse con científicos, aunque tanto por parte de los investigadores como de los jugueteros aseguran que no es muy habitual, este tipo de juguetes tiene una doble restricción a la hora de su fabricación.

En este sentido, Fernández ha explicado que hay que cumplir ciertas normas para los materiales con los que se fabrica el juguete. Según ha apuntado, la empresa deben cumplir unos requisitos en cuanto a metales pesados que se especifican en la actual Directiva de seguridad de los juguetes. Además, cuando se trata de Ciencia se debe adaptar a una normativa armonizada específica, que regula las concentraciones y cantidades máximas de los compuestos químicos que pueden formar parte del juego.