Foto: REUTERS
MADRID, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -
Estudiosos de los anillos de árboles antiguos de la zona montañosa central de Mongolia creen que pueden haber revelado el misterio de cómo pequeños grupos de jinetes mongoles nómadas se unieron para conquistar gran parte del mundo en un lapso de décadas, hace 800 años. Estos investigadores han descubierto que una ola de clima templado ayudó al auge del gran líder mongol Genghis Khan y respaldó el inicio del mayor imperio de tierras contiguas en la historia humana.
Los anillos de estos árboles muestran precisamente que cuando el imperio se levantó las normalmente frías estepas áridas de Asia central vivieron el clima más templado y lluvioso en más de mil años, de forma que el crecimiento de hierba pudo haber experimentado un auge, igual que un gran número de caballos de guerra y otros animales que dieron a los mongoles su poder.
No obstante, este método de análisis de los anillos de los árboles, que abarcan 1.111 años, desde 900 hasta 2011, también revela una tendencia moderna negativa: un rápido calentamiento. Desde la mitad del siglo XX, la región se ha calentado rápidamente y los anillos muestran que los últimos años de sequía fueron los más extremos en los récords, posiblemente, un efecto secundario del calentamiento global.
En una región ya presionada por el agua, las sequías han ayudado a una nueva migración en una vasta región en la que la gente hasta ahora había vivido de la misma manera desde hacía siglos, moviendo a los rebaños de un lugar a otro y viviendo en tiendas de campaña. Ahora, esos pastores se están trasladando rápidamente hacia las ciudades y podría haber trastornos mayores en el futuro, según alerta la investigación, que se publica esta semana en la edición digital de 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
"Antes de los combustibles fósiles, la hierba y el ingenio fueron los combustibles de los mongoles y las culturas que los rodean", afirma el autor principal Neil Pederson, un experto en anillos de los árboles del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos.
A finales de la década de 1100, el caos y la guerra interna atormentó a las tribus mongoles, lo que terminó con el ascenso repentino de Genghis, también conocido como Gengis Khan, a principios de los años 1200. En cuestión de años, se unió a las tribus formando un estado militar a caballo que rápidamente invadió a sus vecinos y se expandió en todas direcciones.
Genghis Khan murió en 1227, pero sus hijos y nietos continuaron la conquista y pronto gobernaron la mayor parte de lo que se convirtió en las modernas Corea, China, Rusia, Europa oriental, Asia sudoriental, Persia, India y Oriente Medio. El imperio finalmente se fragmentó, pero el vasto alcance geográfico de los mongoles y sus ideas (un sistema postal internacional, investigación de la agricultura organizada y la administración pública basada en la meritocracia, entre otras cosas) en forma de lenguas, culturas y acervos genéticos humanos resuenan todavía hoy en día.
De hecho, los últimos descendientes dominantes de Genghis Khan recorrieron partes de Asia Central en la década de 1920. Algunos investigadores han postulado que los mongoles se expandieron debido a que huían de las inclemencias del tiempo, pero Pederson y sus colegas plantean un idea opuesta.
En 2010, Pederson y la coautora Amy Hessl, investigadora de anillos de árboles en la Universidad de West Virginia, en Estados Unidos, estaban estudiando los incendios forestales en Mongolia cuando se encontraron con un área nudosa de raquíticos pinos siberianos que crecían fuera de las grietas de una antigua corriente de lava sólida rocosa en las Montañas Khangai. Sabían que en esas superficies secas, casi sin suelo, los árboles crecen muy lentamente, son muy sensibles a los cambios anuales de tiempo y pueden vivir hasta edades fantásticas.
En una serie de expediciones, Pederson, Hessl y sus colegas tomaron muestras de los anillos de esos pinos y encontraron que algunos árboles habían vivido durante más de 1.100 años y, probablemente, podrían sobrevivir otro milenio, y que incluso troncos muertos quedaron en gran parte intactos durante otros 1.000 años antes de su descomposición.
Un pedazo de madera que encontraron tenía anillos que se remontan a alrededor del año 650 antes de Cristo. Estos anillos cambian anualmente con la temperatura y la precipitación, por lo que pudieron leer el tiempo pasado calibrando la anchura de los anillos de árboles vivos con datos instrumentales de entre 1959 y 2009, comparándolos con las entrañas de los árboles más antiguos.
Los árboles relataron una historia clara y sorprendente: los turbulentos años anteriores al imperio de Genghis Khan se avivaron por la intensa sequía de entre 1180 y 1190 y, posteriormente, desde 1211 hasta 1225, precisamente coincidiendo con el meteórico ascenso del imperio, en Mongolia hubo una lluvia sostenida en el tiempo y un calor suave nunca visto anteriormente o desde entonces.
EL CLIMA, PROTAGONISTA DE LOS EVENTOS HUMANOS
"La transición de la sequía extrema a la humedad extrema sugiere que el clima juega un papel en los acontecimientos humanos --afirma Hessl--. No fue lo único, pero debe de haber creado las condiciones ideales para que un líder carismático emergiera del caos, desarrollara un ejército y concentrara el poder. Donde el clima es árido, la inusual humedad crea productividad de plantas poco comunes y potencia la fuerza de los caballos".
Los anillos de los árboles muestran que después de la expansión inicial del imperio, el clima de Mongolia volvió hacia su habitual sequedad y temperaturas más frías, aunque con muchos altibajos durante cientos de años desde entonces. El siglo XX y el inicio del XXI son la excepción, puesto que en los últimos 40 años, las temperaturas en algunas partes del país se han incrementado hasta en 4,5 ºF (15,2 ºC), muy por encima del aumento medio global de un grado.
Además, desde 1990, el país ha sufrido una serie de sequías estivales devastadoras, a menudo seguidas de un dzud, un término mongol para denominar un frío invierno inusualmente largo. Los anillos de los árboles muestran que la sequía más reciente, de 2002 a 2009, es comparable en longitud y escasez de precipitaciones únicamente a las de los años 1120 antes de la década de 1180 y del imperio.
Los investigadores señalan como lo más importante que la sequía de la década de 2000 fue la más calurosa de todo el registro completo. El calor evaporó el agua almacenada en el suelo, los lagos y la vegetación y, en combinación con dzuds repetidos, devastó la ganadería. El último dzud solo, en 2009-10, mató a por lo menos 8 millones de animales y destruyó los medios de vida de innumerables pastores.
Ahora, los pastores mongoles desplazados han creado una nueva fuerza de invasión, de forma que esta vez todos se dirigen a la ciudad de Ulan Bator, que ha crecido para mantener casi a la mitad de la población del país de 3 millones de personas.
Los modelos climáticos predicen que a medida que el mundo se calienta, el calor en el interior de Asia seguirá creciendo mucho más rápidamente que la media mundial. Pederson dice que esto significa que las sequías y otras condiciones meteorológicas extremas probablemente empeorarán y se volverán más frecuentes, reduciendo aún más el ganado y dañando los escasos cultivos de la región (sólo el 1 por ciento de Mongolia es tierra cultivable).
Nuevas empresas mineras y otras actividades industriales pueden emplear a algunas de las muchas personas que huyen de las zonas rurales, pero éstas también consumen agua. "Esta última gran sequía es un ejemplo de lo que puede suceder en el futuro, no sólo en Mongolia, sino en buena parte del interior de Asia", advierte Pederson.
Enlaces relacionados: Mongol empire rode wade of mild climate