BARCELONA, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -
El 72 por ciento de pacientes en estado avanzado de cáncer,
atendidos por equipos de Cuidados Palialivos, toma opiáceos muy
potentes, que en algunos casos pueden llegar a provocarles efectos
secundarios, según un estudio realizado recientemente en Catalunya.
La mayoría de estos enfermos, un 96 por ciento, reciben fármacos
derivados de la morfina. Los opiáceos suelen provocar toxicidad
cuando se administran en altas dosis, en casos de deshidratación del
paciente, de insuficiencia renal y en colectivos de personas de edad
avanzada, entre otros factores. Según explicó el doctor Josep Porta,
jefe de Endocrinología del Hospital de la Santa Creu de Vic, en las
'VI Jornadas de Actualización en Medicina UP Date 2001' que hoy se
clausuran en Barcelona, la neurotoxicidad por opiáceos se caracteriza
porque los pacientes pueden llegar a presentar "alucinaciones,
delirium o convulsiones".
En este sentido, el especialista alertó que "estos efectos
secundarios deben tratarse de forma adecuada, porque pueden conducir
a la muerte prematura del enfermo". Según Porta, las principales
soluciones para combatir este problema pasan por hidratar el
paciente, reducir las dosis de opiáceos o aplicar una rotación de los
fármacos. En el caso de la morfina, la más utilizada por los equipos
de cuidados paliativos, ésta puede sustituirse por metadona o
fentanil, explicó el experto, que añadió que los síntomas de
neurotoxicidad "se pueden llegar a confundir con situaciones de dolor
y sufrimiento en el paciente".
En este sentido, Porta insistió en "identificar los grupos de
riesgo, las situaciones derivadas por efectos secundarios de los
medicamentos e hidratar y rotar los opiáceos para revertir este
problema". Por otra parte, el 23 por ciento de los enfermos atendidos
por equipos de Cuidados Paliativos son sedados en los últimos días de
vida. Según un estudio multicéntrico realizado en Catalunya, los
médicos recurren a aplicar estos tratamientos por el dolor, el
sufrimiento y las dificultades respiratorias que presentan los
pacientes.
De los 2.014 enfermos que participaron en esta investigación, 486
fallecieron y 112 fueron sedados. La aplicación de fármacos como
morfina, midazolam y haloperidol, permitieron alargar la vida de los
pacientes dos días más, indicó Porta. Respecto a la toma de
decisiones, el 45,6 por ciento de enfermos y el 98,2 por ciento de
los familiares intervinieron en el proceso. Este experto insistió en
la necesidad de que los médicos "tengan ciertas habilidades de
comunicación con el paciente para conocer sus necesidades sociales y
espirituales y así poder acompañarlo en su proceso hacia la muerte".
Además, subrayó la importancia de "realizar un buen control de los
síntomas que presenten los enfermos".
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(EUROPA PRESS)
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