Las sociedades de extraños no hablan lenguas menos complejas

La distribución global de la complejidad gramatical (fusión). Los idiomas estrechamente relacionados se asemejan a las puntuaciones de los demás.
La distribución global de la complejidad gramatical (fusión). Los idiomas estrechamente relacionados se asemejan a las puntuaciones de los demás. - OLENA SHCHERBAKOVA ET AL., SCIENCE ADVANCES (2023)
Actualizado: viernes, 18 agosto 2023 12:05

   MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Un nuevo estudio ha desafiado la afirmación de muchos lingüistas de que los idiomas hablados por numerosos hablantes no nativos tienden a tener gramáticas más simples.

   Al analizar una muestra global de 1.314 idiomas, investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig encontró que el tamaño de la comunidad de hablantes y la proporción de hablantes de un segundo idioma no estaban asociados con gramáticas más simples.

   Los idiomas de todo el mundo difieren mucho en la cantidad de distinciones gramaticales que hacen. Esta variación es observable incluso entre lenguas estrechamente relacionadas. Los hablantes de sueco, danés y noruego, por ejemplo, usan la misma palabra 'hunden', que significa "el perro", para comunicar que el perro está en la casa o que alguien lo encontró o le dio comida. En islandés, por otro lado, se utilizarían tres formas diferentes de palabras en estas situaciones, correspondientes al caso nominativo, acusativo y dativo respectivamente: hundurinn, hundinn y hundinum.

   Esta distinción gramatical en el sistema de casos, junto con muchas otras, distingue al islandés de sus lenguas hermanas estrechamente relacionadas. "Una hipótesis destacada sobre por qué algunos idiomas muestran una gramática más compleja que otros vincula la complejidad gramatical con los entornos sociales en los que se utilizan estos idiomas", dice en un comunicado la primera autora Olena Shcherbakova del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

   Por ejemplo, el islandés es principalmente aprendido y utilizado por la población local de más de 350.000 personas. Estas comunidades aisladas relativamente pequeñas también se denominan "sociedades de íntimos". En contraste, los otros países escandinavos, ubicados muy cerca de sus vecinos, tienen poblaciones más grandes con proporciones sustanciales de hablantes no nativos. Estas comunidades se conocen como "sociedades de extraños". Muchos lingüistas han afirmado que los idiomas con más hablantes no nativos tienden a simplificar su gramática ya que, a diferencia de los niños, los estudiantes adultos luchan por adquirir reglas gramaticales complejas para dominar las complejidades de su nuevo idioma.

   Pero, ¿es este ejemplo islandés representativo de la sorprendente diversidad lingüística en todo el mundo? Los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva querían averiguar si las gramáticas de los idiomas tienden a evolucionar de manera más simple cuando las hablan sociedades más grandes de extraños con muchos hablantes no nativos.

   Midieron la complejidad gramatical de 1.314 idiomas utilizando datos de Grambank, una base de datos global de características gramaticales recientemente lanzada. Estos puntajes de complejidad se compararon con variables que detallan el número de hablantes no nativos en estos idiomas.

   La complejidad del lenguaje es un tema muy debatido en lingüística, con muchos puntos de vista diferentes y opuestos. "Muchos de los desacuerdos se deben a diferencias en cómo se define la 'complejidad'", dice Hedvig Skirg*rd del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. "En este estudio, mejoramos la metodología al descifrar dos medidas distintas: fusión (cuántos afijos tienen verbos y sustantivos) e informatividad (cuántas distinciones se hacen)".

   Los resultados muestran que las sociedades de extraños no hablan lenguas menos complejas. "En cambio, nuestro estudio revela que la variación en la complejidad gramatical generalmente se acumula con demasiada lentitud para adaptarse al entorno inmediato", afirma Shcherbakova. El conocido contraejemplo de la afirmación de que el entorno social da forma a la complejidad gramatical es el alemán. El alemán es aprendido y hablado por un gran número de hablantes no nativos y, sin embargo, conserva su sistema de casos y muchas otras distinciones gramaticales.

   El estudio prueba la influencia del entorno social en la complejidad gramatical, al tiempo que explica las similitudes esperadas que surgen tanto de la herencia genealógica como del contacto. "Nuestro estudio destaca la importancia de utilizar datos a gran escala y tener en cuenta la influencia de la herencia y el contacto al abordar preguntas de larga data sobre la evolución de los idiomas. Muestra cómo la sabiduría lingüística recibida se puede probar rigurosamente con los conjuntos de datos globales que están cada vez más disponibles", concluye Simon Greenhill de la Universidad de Auckland.