MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los terremotos y los tsunamis pueden ser grandes desastres que nadie ve venir, pero se ha visto que cambios sutiles en placas del subsuelo oceánicas pueden ser un presagio de la magnitud del desastre.
En un artículo publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' el geólogo de la Universidad del Sur de Floria Tim Dixon y su equipo informan de que un fenómeno geológico llamado "evento de deslizamiento lento", identificado hace tan sólo 15 años, es una herramienta útil para pronosticar grandes terremotos y los tsunamis resultantes.
Los científicos utilizaron GPS de alta precisión para medir los cambios leves en una falla en Costa Rica y decir que un mejor seguimiento de estos pequeños eventos puede llevar a una mejor comprensión del tamaño máximo de un terremoto y el riesgo de tsunami.
"Los terremotos gigantes y tsunamis de la última década, en Sumatra en 2004 y en Japón en 2011, son un recordatorio de que nuestra capacidad de pronosticar estos eventos destructivos es dolorosamente débil", lamenta Dixon.
LIBERACIÓN DE ENERGÍA LENTA
Los eventos de deslizamiento lento tienen algunas similitudes con los terremotos, causados por el movimiento de fallas, pero liberan su energía lentamente, durante semanas o meses y no se pueden sentir o incluso registrar con los sismógrafos convencionales, según Dixon. Su descubrimiento en 2001 por el científico canadiense Herb Dragert, del Centro de Ciencias de la Tierra del Pacífico, tuvo que esperar al desarrollo de GPS de alta precisión, que son capaces de medir los movimientos sutiles de la Tierra.
Los científicos estudiaron el terremoto del 5 de septiembre de 2012 en el límite de la placa de subducción de Costa Rica, así como los movimientos de la Tierra en la década anterior. Los GPS de alta precisión registraron numerosos eventos de deslizamiento lento en la década anterior al terremoto de 2012. Los científicos hicieron sus mediciones de una península que cubre la parte poco profunda de una falla masiva en el noroeste de Costa Rica.
El sismo de 7,6 grados de magnitud fue uno de los terremotos más fuertes que jamás ha golpeado la nación centroamericana y desató más de 1.600 réplicas. Marino Protti, uno de los autores del estudio y residente en Costa Rica, ha pasado más de dos décadas advirtiendo a las poblaciones locales de la probabilidad de un gran terremoto en la zona y recomendando mejorar los códigos de construcción.
Se emitió una alerta de tsunami después del sismo, pero se produjo sólo un pequeño tsunami. La conclusión del equipo de investigación arroja luz sobre el motivo: los eventos de deslizamiento lento en la costa de la región durante la década anterior al terremoto pueden haber liberado la mayor parte del estrés y la tensión que normalmente ocurren en la falla en alta mar.
Aunque las conclusiones sugieren que los eventos de deslizamiento lentos tienen un valor limitado en saber exactamente cuándo se producirá un terremoto y el tsunami, plantean que estos eventos proporcionan información crítica a la hora de evaluar y delinear el área en peligro y la magnitud y el potencial del tsunami de futuros terremotos.
@CIENCIAPLUS