MADRID 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los últimos neandertales murieron hace 37.000 años y tuvieron en la Península Ibérica su último reducto, según sugiere un estudio de la Universidad de Bristol en Reino Unido que se publica en la revista 'PLoS ONE'. El estudio se basa en una investigación anterior de Joao Zilhao que propuso que, en el sur de la cadena montañosa Cantabro-Pirenaica, los neandertales sobrevivieron durante varios milenios después de ser reemplazados o asimilados por los humanos modernos en toda Europa.
Aunque la realidad de este patrón de la 'frontera del Ebro' ha conseguido amplia aceptación desde que fue propuesto por Zilhao hace unos 20 años, dos importantes aspectos del modelo continúan siendo objeto de controversia: la duración exacta de la frontera y la causa que subyace a la desaparición final de estas poblaciones neandertales (ecología y clima o competición con los inmigrantes humanos).
El equipo de Joao Zilhao informa ahora de nuevas evidencias de datación del Auriñaciense Tardío de Portugal, una cultura arqueológica incuestionable asociada con los humanos modernos, que constriñe con firmeza la época de los últimos neandertales del sur y oeste de la península ibérica a una fecha no más lejana de los 37.000 años.
La nueva evidencia sitúa en unos 5.000 años la duración del refugio ibérico para los últimos neandertales y contradice las especulaciones sobre que las poblaciones de neandertal pudieron haberse mantenido en el área de Gibraltar hasta hace 28.000 años.
Los descubrimientos tienen importantes implicaciones para el conocimiento de las características arcaicas descubiertas en la anatomía de un niño de 30.000 años desenterrado en Lagar Velho (Portugal).
Debido a que los últimos neandertales ibéricos se dataron muchos milenios antes de que naciera el niño, la explicación de un cruce 'extravagante' entre los ancestros inmediatos con genes distintivos de neandertales y humanos modernos no es viable. Las características arcaicas del esqueleto deben por ello representar una mezcla evolutivamente significativa en el momento del contacto, según sugirió el equipo que desenterró y estudió el fósil.
Según explica Zilhao, "creo que el patrón de la 'frontera del Ebro' se generó por factores climáticos y demográficos ya que coincide con un periodo climático globalmente más templado durante el que los bosques de robles y pinos se expandieron a lo largo de la fachada occidental de Iberia".
Para el investigador, la población disminuyó y probablemente se produjo una ruptura en las redes de interacción como resultado de la expansión en estas tierras cubiertas de árboles, favoreciendo la creación y persistencia de los refugios de población.
"Entonces, a medida que los entornos se abrieron de nuevo a las manadas de grandes herbívoros y sus cazadores como resultado del regreso de las condiciones más frías, debió sobrevenir la interacción y el movimiento a lo largo de los límites previos y los últimos neandertales pasaron por los mismos procesos de asimilación o reemplazo por los que pasaron aquellos que se extinguieron en Europa cinco milenios antes", concluye Zilhao.