MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
La NASA ha celebrado este año uno de sus mayores logros: el 45º aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Nunca más se ha vuelto a producir un episodio similar y tampoco está previsto para el futuro, según apunta la NASA, que actualmente tiene puestos sus ojos en Marte.
La historia del primer ser humano que alcanzó el satélite terrestre comenzó en el mes de mayo de 1961, cuando el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy anunció su intención de enviar astronautas a la Luna antes de que finalizase la década. Las declaraciones sorprendieron a medio mundo, ya que hacía solo tres semanas que Alan Shepard se había convertido en el primer americano en viajar al espacio.
Sin embargo, en ocho años las palabras de Kennedy se convirtieron en realidad. Concretamente, el 16 de julio de 1969, cuando el Apolo 11 despegaba rumbo a la Luna propulsado por un cohete Saturno V. Llevaba a bordo a los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, que en 12 minutos se pusieron en órbita.
Después de cuatro días de viaje y tras abandonar la órbita terrestre y entrar en la lunar, Armstrong y Aldrin pasaron al módulo lunar, llamado Águila, mientras que Collins permanecía en el Módulo de mando Columbia. El Águila se separó del Módulo de mando y comenzó a descender para posarse en la superficie de la Luna, en una zona denominada Mar de la Tranquilidad.
Tras unas horas destinadas a igualar la presión de la nave con la de la Luna, ambos astronautas se dispusieron a poner pie en la superficie selenita. El primero en pisarla fue Neil Armstrong, el 20 de julio, ante la mirada de millones de personas de todo el mundo, que observaron este histórico acontecimiento a través de la televisión.
Mientras descendía por la escalera del módulo, Armstrong proclamó la famosa frase: "Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad".
Posteriormente, Aldrin se unió a él ofreciendo una simple pero poderosa descripción de la superficie lunar: "Magnífica desolación". Una vez que ambos astronautas ya se encontraban sobre suelo lunar, comenzaron a realizar las tareas que les habían sido asignadas.
Tomaron fotografías, manejaron una cámara de televisión (gracias a la cual los espectadores de todo el mundo pudieron asistir a esta hazaña), colocaron una bandera de los Estados Unidos y depositaron una placa metálica con la siguiente inscripción: "Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969 D.C. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad".
Después realizaron actividades científicas: instalaron un reflector de rayos láser destinado a medir con exactitud la distancia entre la Tierra y la Luna, un sismógrafo para registrar terremotos lunares y una pantalla para medir la intensidad del viento solar.
Por otra parte, mediante picos y palas, los astronautas recogieron arena y fragmentos de rocas lunares para traerlas a la Tierra. Tras descansar en el Águila, Armstrong y Aldrin realizaron otra salida lunar, en esta ocasión para recorrer y explorar parte de la zona en la que habían alunizado.
EL REGRESO
Transcurrida esta misión, volvieron al módulo lunar que reemprendió el viaje para unirse con el módulo de mando donde les esperaba Collins. Quedaba en la superficie lunar la plataforma de frenado del Águila, nave que fue abandonada una vez que los astronautas hubieron pasado al Columbia, con el cual iniciaron el viaje de regreso a la Tierra.
La hazaña espacial finalizó cuando el módulo de mando cayó en aguas del Océano Pacífico, no lejos de Hawai el 24 de Julio. Tras la experiencia, los astronautas tuvieron que someterse a una cuarentena, ya que podía darse la posibilidad de que hubieran traído algún germen desconocido de la Luna. Mientras tanto, las muestras de rocas lunares fueron estudiadas por los científicos.
Los análisis quimicofísicos y cristalográficos revelaron que se trataba de materiales idénticos a los que se encuentran en la Tierra en rocas ígneas (resultantes de fusiones) y en los meteoros. No se encontró ningún elemento biológico, lo cual confirmaba la inexistencia de cualquier forma de vida pasada o presente en la Luna.
La elaboración de los datos de distintos análisis muestra que la Luna, al igual que la Tierra, tiene una constitución en estratos, y que en un tiempo estuvo en estado fluido, al igual que se encontraba el planeta hace 4.500 millones de años.
"Con la Misión del Apolo XI el desafío del Presidente Kennedy se había conseguido. Los hombres de la Tierra habían caminado sobre la superficie de la Luna y habían regresado sanos y salvos a casa", celebra la NASA.