MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) - Encontrar al aterrizador Philae, del tamaño de una lavadora, en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko es como buscar una aguja en un pajar, según los responsables de la misión Rosetta. Hito espacial de 2014, Philae llegó el 15 de noviembre al cometa tras rebotar varias veces por fallos en los mecanismos de anclaje, quedando finalmente en algún lugar poco iluminado fuera de la zona prevista de aterrizaje. Agotó sus baterías a las pocas horas y desde entonces permanece en paradero desconocido. El instrumento CONSERT de la nave orbital Rosetta permitió a los científicos restringir la ubicación final de Philae a un área de alrededor de 350 por 30 metros, pero no fue posible identificar su posición exacta. Todavía no es posible ver el módulo de aterrizaje en las imágenes adquiridas por la cámara OSIRIS desde distancias de 20 y 30 kilómetros. Los científicos han repasado varias veces la zona. Sin embargo, Philae tendría un diámetro de tan sólo tres píxeles de estas imágenes, lo que convierte sus esfuerzos en la búsqueda de una aguja en un pajar. El orbitador Rosetta pasará sobre el cometa a una distancia de a sólo seis kilómetros el 14 de febrero, pero su ruta planificada pasará al lado opuesto del módulo de aterrizaje. No hay planes para cambiar la trayectoria orbital para buscar a Philae. En lugar de ello, los científicos reorientarán OSIRIS cuando el sitio de aterrizaje esté a la vista; sin interrumpir el resto del programa de ciencias. El equipo responsable del aterrizador espera que la primera oportunidad de contactar con Philae se produzca a final de marzo. El módulo de aterrizaje requiere energía adicional, que sólo puede generar a medida que el cometa se acerca al Sol El orbitador también debe pasar por encima de la zona de aterrizaje justo dentro de la ventana de oportunidad para permitir la comunicación con Philae. Por otra parte, la unidad de comunicación instalada en el vehículo orbital, diseñada para hacer contacto con el módulo de aterrizaje, no se activará hasta que estas condiciones se cumplan. Si Philae se despierta, está programada para escuchar al orbitador y transmitir una señal a intervalos regulares. El módulo de aterrizaje requiere 17 vatios para despertar y transmitir una señal de vida. Los sistemas electrónicos del aterrizador requieren una temperatura de funcionamiento superior a 40 grados centígrados para funcionar. "Esperamos que, hasta entonces, Philae sobrevivirá su hibernación a bajas temperaturas", dice Stephan Ulamec, responsable de la misión, en un comuniado de la agencia espacial alemana (DLR). En su lugar de aterrizaje original, Philae habría estado iluminado durante 6,5 horas de luz solar por cada día del cometa, lo que permite que su batería se recargue mucho más rápidamente.Pero lo más probable es que se hubiera sobrecalentado en marzo y se habría convertido en inoperable. Ahora, sin embargo, la proximidad al Sol es buena para Philae en su tenebroso lugar --posiblemente una umbría en el borde de un cráter-- por lo que la intensidad de la radiación solar es cada vez mayor y las temperaturas son más susceptibles a la operación, permitiendo que las células solares instaladas en el módulo de aterrizaje generen una mayor cantidad de energía. El equipo de la misión deberá ser paciente aunque Philae responda. Después del primer saludo, podría tomar varias semanas para que el módulo de aterrizaje genere energía suficiente para ejecutar las primeras órdenes recibidas y luego comenzar a cargar su batería. Para el verano, Philae probablemente habrá almacenado suficiente energía para utilizar sus instrumentos durante varias horas. Naturalmente, sin embargo, la longitud de tiempo durante el cual esto es posible depende de la cantidad de energía que los experimentos requieran. El equipo de ingenieros y científicos ya está ocupado en discutir y planificar las mediciones. @CIENCIAPLUS