MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un concepto en desarrollo en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA permitiría que posibles misiones planetarias persigan pistas interesantes en los océanos subterráneos de otros mundos.
En el concepto de Sensing With Independent Micro-Swimmers (SWIM), docenas de pequeños robots descenderían a través de la capa helada de una luna distante --como Encélado de Saturno o Europa de Júpiter-- a través de un criobot hasta el océano. El proyecto ha recibido financiación del programa Conceptos Avanzados e Innovadores de la NASA.
Del tamaño de un teléfono celular y empaquetados dentro de una estrecha sonda para derretir hielo que haría un túnel a través de la corteza congelada, los diminutos robots serían liberados bajo el agua, nadando lejos de su nave nodriza para estudiar el entorno acuático del subsuelo.
Una innovación clave es que los mininadadores --concebidos por el ingeniero de robótica mecánica Ethan Schaler-- serían mucho más pequeños que otros conceptos para robots de exploración oceánica planetaria, lo que permitiría cargar muchos de forma compacta en una sonda de hielo. Se sumarían al alcance científico de la sonda y podrían aumentar la probabilidad de detectar evidencia de vida mientras evalúan la habitabilidad potencial en un cuerpo celeste distante que contiene océanos.
"Mi idea es, ¿dónde podemos tomar la robótica miniaturizada y aplicarla en formas nuevas e interesantes para explorar nuestro sistema solar?", dijo Schaler en un comunicado. "Con un enjambre de pequeños robots nadadores, podemos explorar un volumen mucho mayor de agua oceánica y mejorar nuestras mediciones al tener varios robots recopilando datos en la misma área".
Aún no incluida en ninguna misión de la NASA, el concepto SWIM en etapa inicial prevé robots en forma de cuña, cada uno de aproximadamente 12 centímetros de largo y alrededor de 60 a 75 centímetros cúbicos de volumen. Aproximadamente cuatro docenas de ellos podrían caber en una sección de 10 centímetros de largo de un criobot de 25 centímetros de diámetro, ocupando solo alrededor del 15% del volumen de carga científica. Eso dejaría mucho espacio para instrumentos científicos más potentes pero menos móviles que podrían recopilar datos durante el largo viaje a través del hielo y proporcionar mediciones estacionarias en el océano.