MADRID, 6 Dic. (EUROPA PRESS) -
Igual que los seres humanos, la vida marina experimenta estrés constante: amenazas de competencia, temor a la depredación y una creciente lista de factores estresantes inducidos antropogénicamente.
Los seres humanos han contribuido al aumento de las temperaturas oceánicas, el incremento de la contaminación, la acidificación de los océanos y las crecientes presiones de la industria pesquera. Similar a la forma en que los humanos experimentan niveles elevados de estrés cuando se exponen a ruidos fuertes o impulsivos, los invertebrados marinos se ven afectados por los niveles crecientes de ruido subacuático producido por sus intrusos vecinos humanos.
Según un estudio reciente de Naciones Unidas, aproximadamente el 40 por ciento de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros de la costa. A medida que la vida humana continúa expandiéndose y desarrollándose a lo largo de las aguas oceánicas, la conservación ecológica y la protección del medio ambiente se convierten en simples reflexiones. La producción de ruido submarino no solo es difícil de controlar, sino que el efecto directo sobre los invertebrados marinos puede ser difícil de observar o medir.
Los investigadores Georges Dossot, Jason Krumholtz, David Hudson y Darby Pochtar, en colaboración con el Centro de Guerra Submarina Naval, en Estados Unidos, presentan los resultados de un estudio financiado por la Marina estadounidense sobre el uso de ondas estacionarias en tubos para simular y medir los efectos del ruido antropogénico en invertebrados marinos en la 174 ª Reunión de la Sociedad Americana de Acústica, que se celebra hasta el viernes en Nueva Orleans, Louisiana, Estados Unidos.
El equipo centró sus esfuerzos en los crustáceos, un invertebrado importante para la pesca comercial, con el objetivo de determinar cómo estas criaturas marinas podrían verse impactadas por barcos navales. "Todas las pruebas y los entrenamientos llevados a cabo por la Marina se someten a una revisión ambiental rigurosa que evalúa el potencial impacto negativo en la biota de cosas como el ruido de los buques y el uso de SONAR, pero el impacto de estas actividades en los invertebrados no se ha estudiado bien", dice Krumholtz.
COMPORTAMIENTOS MÁS AGRESIVOS Y MENOR ALIMENTACIÓN
Para evaluar los impactos del ruido antropogénico, los investigadores utilizaron un enfoque de ondas estacionarias en tubos. El tubo crea un campo de sonido uniforme, mientras imita el entorno natural de los invertebrados y también permite la experimentación simultánea con múltiples invertebrados por prueba. Se expuco a cangrejos azules y langostas americanas estuvieron al ruido de las embarcaciones de baja frecuencia y al sonar de frecuencias medias, y su comportamiento se estudió durante un periodo de siete días. Se evaluaron las respuestas conductuales y fisiológicas, junto con las mediciones de las presiones acústicas y el movimiento de partículas.
"La configuración experimental resultó ser un compromiso único entre factores acústicos y factores biológicos", afirma Dossot. La exposición al ruido permaneció estrictamente acústica, evitando las vibraciones. Se mantuvo un entorno marino normal dentro del recinto para garantizar que los invertebrados demostraran comportamientos típicos. Las mediciones de campos de aceleración de partículas acústicas se realizaron usando prototipos de sensores vectoriales para detectar presiones y movimiento de partículas.
Se descubrió que la exposición simulada del sonar afecta fisiológicamente tanto a los cangrejos azules como a las langostas. "Lo que esto significa es que a pesar de que no pueden 'escuchar' esta señal de sónar de frecuencia media, puede estar teniendo un impacto sobre ellos a través de su respuesta fisiológica general al estrés", apunta Hudson. También se observaron impactos conductuales en ambas especies: "Los animales expuestos exhibieron incrementos de los comportamientos agresivos y una menor alimentación en relación con los controles".
Esta investigación puede aportar información sobre la eficacia de los permisos ambientales para actividades navales en áreas costeras. Además, "aunque no es el objetivo principal del estudio, los resultados también son pertinentes para el transporte marítimo y la industria de la pesca comercial, y pueden ser de interés para considerar los impactos de desarrollos costeros, como investigaciones de fondo o parques eólicos", señala Dossot.