En la imagen se ve el Europa Clipper de la NASA el 21 de agosto en el Centro Espacial Kennedy de la agencia en Florida. Ingenieros y técnicos desplegaron y probaron los paneles solares gigantes para asegurarse de que funcionarían en vuelo. - NASA/FRANK MICHAUX
MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -
La nave espacial interplanetaria más grande construida por la NASA acaba de recibir sus "alas": enormes paneles solares de 30 metros que la alimentarán en su viaje a la luna helada de Júpiter, Europa.
La nave espacial Europa Clipper de la NASA fue recientemente equipada con un conjunto de enormes paneles solares en el Centro Espacial Kennedy de la agencia en Florida. Cada uno de ellos mide unos 14,2 metros de largo y unos 4,1 metros de alto, y son los más grandes que la NASA haya desarrollado jamás para una misión planetaria. Tienen que ser grandes para que puedan absorber la mayor cantidad posible de luz solar durante la investigación de la nave espacial de la luna Europa de Júpiter, que está cinco veces más lejos del Sol que la Tierra.
Los paneles han sido plegados y asegurados contra el cuerpo principal de la nave espacial para el lanzamiento, pero cuando se desplieguen en el espacio, Europa Clipper tendrá una extensión de más de 30,5 metros, un poco más que una cancha de baloncesto profesional. Las "alas", como las llaman los ingenieros, son tan grandes que sólo se pueden abrir de a una en la sala limpia de la Instalación de Servicio de Carga Peligrosa de Kennedy, donde los equipos están preparando la nave espacial para su período de lanzamiento, que comienza el 10 de octubre.
Mientras tanto, los ingenieros siguen evaluando las pruebas realizadas sobre la resistencia a la radiación de los transistores de la nave espacial. La longevidad es clave, porque la nave espacial viajará más de cinco años para llegar al sistema de Júpiter en 2030. Mientras orbita el gigante gaseoso, la sonda sobrevolará Europa varias veces, utilizando un conjunto de instrumentos científicos para averiguar si el océano debajo de su capa de hielo tiene condiciones que podrían sustentar la vida.
Para alimentar esos sobrevuelos en una región del sistema solar que recibe sólo entre el 3% y el 4% de la luz solar que recibe la Tierra, cada panel solar está compuesto por cinco paneles. Diseñados y construidos en el Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins (APL) en Laurel, Maryland, y Airbus en Leiden, Países Bajos, son mucho más sensibles que el tipo de paneles solares que se utilizan en los hogares, y la nave espacial altamente eficiente aprovechará al máximo la energía que generan.
En Júpiter, los paneles de Europa Clipper proporcionarán en conjunto aproximadamente 700 vatios de electricidad, aproximadamente lo que necesita un pequeño horno microondas o una cafetera para funcionar. En la nave espacial, las baterías almacenarán la energía para hacer funcionar todos los componentes electrónicos, una carga completa de instrumentos científicos, equipos de comunicaciones, la computadora y un sistema de propulsión completo que incluye 24 motores.
Mientras hacen todo eso, los paneles deben operar en un frío extremo. La temperatura del hardware caerá a menos 240 grados Celsius cuando esté a la sombra de Júpiter. Para garantizar que los paneles puedan operar en esos extremos, los ingenieros los probaron en una cámara criogénica especializada en el Centro Espacial de Lieja en Bélgica.
"La nave espacial es acogedora. Tiene calentadores y un circuito térmico activo, que la mantienen en un rango de temperatura mucho más normal", dijo en un comunicado Taejoo Lee de APL (Apllied Physics Laboratory), el gerente de entrega de productos de paneles solares. "Pero los paneles solares están expuestos al vacío del espacio sin ningún calentador. Son completamente pasivos, por lo que, sea cual sea el entorno, esas son las temperaturas que alcanzan".
Aproximadamente 90 minutos después del lanzamiento, los paneles se desplegarán desde su posición plegada en el transcurso de unos 40 minutos. Aproximadamente dos semanas después, seis antenas fijadas a los paneles también se desplegarán a su tamaño completo. Las antenas pertenecen al instrumento de radar, que buscará agua dentro y debajo de la gruesa capa de hielo de la luna, y son enormes, desplegándose hasta una longitud de 17,6 metros, perpendiculares a los paneles.