MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) - Un equipo de científicos de la Universidad de Washington han desmontado, con un nuevo trabajo, el misterio existente en torno a las dunas de Titán. Hasta ahora se desconocía por qué se formaban hacia el este, cuando los vientos del satélite, generados cerca de su superficie, soplan hacia el oeste. Con su gruesa y brumosa atmósfera y sus ríos, montañas, lagos y dunas, Titán , la mayor luna de Saturno, es uno de los lugares más parecidos a la Tierra en el Sistema Solar. Pero, a medida que la nave espacial Cassini-Huygens la examina, se van descubriendo nuevos misterios. Uno de ellos implica a las dunas de arena. Las simulaciones climáticas realizadas en los estudios indican que los vientos cerca de la superficie de Titán --como los alisios de la Tierra-- soplan hacia el oeste. Sin embargo, las dunas de la superficie de la luna, que pueden llegar a medir un centenar de metros de altura y muchos kilómetros de largo, apuntan hacia el este. Esta extraña dirección de las dunas ha sido atribuida en alguna ocasión a los efectos de las mareas gravitacionales de Saturno o a la dinámica del viento, pero ninguno explica esta inclinación hacia el este. Ahora, el nuevo trabajo, publicado en 'Nature Geoscience', indica que los vientos sobre la superficie de Titán no soplan hacia el este, pero sí lo hacen los generados por las violentas tormentas de metano, en la alta atmósfera del objeto. A través de modelos informáticos, los expertos se plantearon la hipótesis de que la actitud de las dunas de arena de Titán eran resultado de las raras tormentas de metano que producen ráfagas hacia el este, mucho más fuertes que los habituales vientos de la superficie hacia el oeste. "Estas ráfagas dominan el transporte de arena a las dunas y así éstas se propagan hacia el este", ha explicado el autor principal, Benjamin Charnay. Los vientos de la tormenta alcanzan hasta 10 metros por segundo, cerca de 10 veces más rápido que los vientos más suaves cerca de la superficie de Titán. Y a pesar de que estas tormentas ocurren sólo cuando Titán está en el equinoccio y sus días y noches son de igual longitud --aproximadamente cada 14,75 años-- tiene la potencia suficiente como para realinear las dunas. De hecho, el último equinoccio de Titán fue en agosto de 2009. Para los expertos, esta supremacía de los vientos de la tormenta sobre los habituales se debe a que la atmósfera está en una "super-rotación" por encima de unos 5 kilómetros, lo que significa que gira mucho más rápido que la propia superficie. El modelo de Charnay sugiere que estas tormentas de metano "producen corrientes descendentes fuertes, que fluyen hacia el este cuando llegan a la superficie".