MADRID 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
El investigador José Miguel Mulet asegura que las empresas "ya no innovan en solitario, lo hacen dentro de un sistema de innovación que puede ser local, regional, nacional o supranacional, que incluye diversidad de elementos con funciones específicas, como las de generar conocimiento (I+D), ayudar a que las empresas lo asimilen para generar nuevos productos y procesos, financiar acciones innovadoras, proteger las ideas y generar normas y regulaciones".
Así lo refleja el experto en la investigación 'La innovación, sus características y su fomento' publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA).
El documento revisa los conceptos más habituales para entender la innovación empresarial y analiza la situación española en el contexto europeo. Para esto último se recurre a las bases de datos de Eurostat y de la OCDE (msti) y a las encuestas de I+D e Innovación que periódicamente realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El autor propone una definición de innovación que es aplicable a cualquier actividad humana, ya que es un cambio basado en conocimiento que crea un valor para los que entienden de esta actividad.
"Hay innovaciones sociales, políticas, artísticas, deportivas y, por supuesto, empresariales, que son el objeto del documento", recalca el investigador.
La publicación destaca que las innovaciones empresariales se basan tanto en el conocimiento de las Ciencias Exactas y Naturales como en el de la Socioeconomía y de las Humanidades.
Las innovaciones de los sectores empresariales de servicios tienen y han tenido su base en este conocimiento "no tecnológico" y cada vez es mayor su influencia en los procesos manufactureros. Tanto es así, que la última edición del Manual de Oslo (2018) sólo clasifica las innovaciones en producto (bien y servicio) y proceso de negocio.
El autor concluye que los gobiernos "están preocupados por la eficacia de sus sistemas de innovación y desarrollan políticas para incentivarla". En su opinión, el fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación "no puede considerarse como un mismo objetivo".
Para el experto, la política científica y tecnológica va dirigida a los investigadores y la de innovación a los empresarios, porque la innovación "es un hecho económico, ni científico ni tecnológico". "La política científica y tecnológica necesita recursos aplicados de forma constante, la política de innovación recursos importantes durante cortos periodos de tiempo", asegura.
Dado que existen amplias bases de datos internacionales, este documento puede comparar la situación española con la de Alemania, Francia e Italia. Así se constata la todavía "gran distancia" que existe entre unos países y otros, si bien en los últimos años España ha evolucionado mejor que los demás. Esta comparación se realiza sobre los indicadores de gasto, personal, número de empresas y patentes.