MADRID, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
El equipo de Biogeografía, Transporte y Adaptación de Microorganismos Polares (MICROAIRPOLAR), formado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Agencia Espacial de Meteorología (AEMET), emprenderá una campaña en la Antártida para tratar de comprender cómo funciona la aerobiología atmosférica en un entorno de cambio climático.
Gracias a estudios realizados en la Antártida, el equipo demostró que los microorganismos de gran tamaño pueden desplazarse grandes distancias por el aire, según ha informado la UAM.
En la nueva misión, a la que se unen investigadores del CSIC y la Hanyang University de Corea del Sur, el objetivo es entender cómo es la dispersión atmosférica de dichos microorganismos, y explicar así su biogeografía en un entorno de cambio climático.
"En la campaña antártica 2022-23 llevaremos a cabo estudios sobre la aerosolización, la deposición húmeda y la huella biológica que emiten determinados ecosistemas antárticos como pingüineras, elefanteras y zonas de tapetes microbianos dominados por cianobacterias", detallan los investigadores.
Estos estudios, con base en la Península Byers (Isla Livingston), serán posibles gracias a la perspectiva multidisciplinar que define al grupo. Esta perspectiva incluye desde estadística, matemáticas y biología (con estudios metagenómicos, de microscopía y viabilidad), hasta informática (para modelización y nuevos algoritmos de machine learning), meteorología (con climatologías microfísicas en eventos de precipitación), e ingeniería (desarrollo de innovadores colectores de microorganismos que permiten realizar muestreos inaccesibles hasta la fecha).
La atmósfera es un hábitat que, dada su extensión y el flujo constante que mantiene con la superficie terrestre, alberga una gran cantidad y diversidad de microorganismos. A su vez, es el vehículo de dispersión de buena parte de los microorganismos, jugando un papel fundamental en su transporte a través del planeta.
Por ese motivo, los microorganismos presentes en la atmósfera (conocidos como aeronavegantes) son de gran importancia en múltiples campos de estudio, como la epidemiología (en relación a la salud pública y la fitopatología), las ciencias que estudian el medio ambiente (ecología microbiana, estudio de especies invasoras, etc.) o las ciencias meteorológicas y climatológicas.
Sin embargo, hasta la fecha existen muy pocos estudios de aerobiología microbiana debido a las dificultades experimentales que presenta el medio gaseoso.
En esta nueva campaña, los investigadores se proponen estudiar la capacidad de aerosolización de los microorganismos. Esto lo harán a partir de la relación entre las comunidades microbianas de diferentes ecosistemas de la Península Byers y los aeronavegantes que se muestrearán a diferentes alturas de la atmósfera.
Mediante un globo cautivo y una torre de captación de 9 metros, especialmente diseñada para la investigación, estudiarán por primera vez la distribución de los microorganismos en el perfil vertical, cubriendo hasta 500 m de altura.
Además, realizarán muestreos con más detalle de microorganismos del suelo y del aire de pingüineras, elefanteras y zonas de tapetes microbianos con el fin de determinar si existe una comunidad microbiana que define a cada uno de ellos (huella biológica).
Posteriormente, para estudiar como perdura en el espacio esta hipotética huella biológica, llevarán a cabo un muestreo de aeronavegantes en transectos radiales con ayuda de embarcaciones ligeras y del buque BIO Hespérides.
Finalmente, en los días en los que se produzcan precipitaciones de lluvia o nieve, los científicos llevarán a cabo los muestreos relacionados con el estudio de deposición. "Los objetivos son estimar el coeficiente de lavado e identificar qué comunidades de aeronavegantes son más fácilmente arrastradas por la lluvia o la nieve", detallan.
"De manera paralela _agregan_, estudiaremos las propiedades físicas de las gotas de lluvia con un videodisdrómetro, capturaremos los microorganismos del aire con el colector Microaircollector inventado por el equipo, y recogeremos los microorganismos arrastrados por la precipitación en colectores estériles de gran tamaño diseñados y construidos en la Universidad Autónoma de Madrid", concluyen.