MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
Hasta hace poco, se suponía que la tinta utilizada para escribir se basaba principalmente en el carbono, al menos hasta los siglos IV y V de nuestra era.
Pero en un nuevo estudio de la Universidad de Copenhague, los análisis de fragmentos de papiros de 2.000 años de antigüedad con microscopía de rayos X muestran que la tinta negra utilizada por los escribas egipcios también contenía cobre, un elemento previamente no identificado en la tinta antigua.
En un estudio publicado en Scientific Reports, un equipo interdisciplinario de investigadores muestra que los egipcios usaban tintas de carbono que contenían cobre, que antes no se había identificado con tinta antigua. Aunque los fragmentos de papiro analizados se escribieron durante un período de 300 años y de diferentes regiones geográficas, los resultados no variaron significativamente.
Los fragmentos de papiro fueron investigados con un avanzado equipo de microscopía de rayos X basado en radiación sincrotrón en el Fondo Europeo de Radiación Sincrotrón en Grenoble como parte del proyecto interdisciplinar CoNext, y las partículas encontradas en las tintas indican que fueron subproductos de la extracción de cobre de minerales sulfurosos.
"La composición de las tintas de carbono que contienen cobre no mostró diferencias significativas que pudieran estar relacionadas con períodos de tiempo o ubicaciones geográficas, lo que sugiere que los antiguos egipcios usaron la misma tecnología para la producción de tinta en todo Egipto desde aproximadamente 200 a. C. a 100 d. C.", dice en un comunicado el egiptólogo y primer autor del estudio Thomas Christiansen de la Universidad de Copenhague.
Los fragmentos de papiro estudiados forman parte de manuscritos más grandes pertenecientes a la Colección Papyrus Carlsberg de la Universidad de Copenhague, más específicamente de dos fuentes primarias: los documentos privados de un soldado egipcio llamado Horus, que estaba estacionado en un campamento militar en Pathyris; y de la biblioteca del templo de Tebtunis, que es la única biblioteca institucional a gran escala sobreviviente del antiguo Egipto.
"Ninguna de las cuatro tintas estudiadas aquí fue completamente idéntica, e incluso puede haber variaciones dentro de un solo fragmento de papiro, lo que sugiere que la composición de la tinta producida en el mismo lugar podría variar mucho. Esto hace que sea imposible producir mapas de tinta, firmas que de otro modo podrían haber sido utilizadas para fechar y colocar fragmentos de papiro de procedencia incierta", explica Thomas Christiansen.
"Sin embargo, --precisó-- como muchos papiros se nos han entregado como fragmentos, la observación de que la tinta utilizada en manuscritos individuales puede diferir de otros manuscritos de la misma fuente es una buena noticia en la medida en que podría facilitar la identificación de fragmentos pertenecientes a manuscritos o secciones específicas".
Según los investigadores, sus resultados también serán útiles para fines de conservación ya que el conocimiento detallado de la composición del material podría ayudar a museos y colecciones a tomar las decisiones correctas con respecto a la conservación y almacenamiento de papiros, asegurando así su preservación y longevidad.