MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las historias contadas a la luz del fuego ayudaron a la evolución de la cultura y el pensamiento humanos reforzando las tradiciones sociales. Promovieron la armonía y la igualdad y desatando la imaginación para visulumbrar un sentido amplio de la comunidad, tanto con personas distantes como con el alma humana.
Así lo revela un estudio de expertos de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, sobre los bosquimanos del Kalahari de África. Esta investigación, que se detalla en un artículo en la edición digital de 'Proceedings of the National Academy of Sciences', señala que después de que los ancestros humanos controlaran el fuego hace entre 400.000 y un millón de años, las llamas no sólo permitieron cocinar alimentos y defenderse de los depredadores, sino que les permitió extenderse.
Los investigadores han estudiado previamente cómo cocinar afectó a la dieta y la anatomía, pero "se sabe poco acerca de la importancia de alargar la jornada para encender las brasas de la cultura y la sociedad", señala la profesora de Antropología de Polly Wiessner, autor del artículo sobre el nuevo estudio.
"Hay algo en el fuego en medio de la oscuridad que une, suaviza y también excita a la gente. Es íntimo", plantea Wiessner, que ha estudiado a los bosquimanos desde hace 40 años. "Una noche alrededor de una fogata es universalmente un tiempo para la unión, por transmitir información social, para el entretenimiento, para un montón de emociones compartidas", añade.
El estudio de Wiessner, que ella llama "exploratorio", analizó decenas de conversaciones de día y a la luz del fuego engre bosquimanos !Kung, también conocidos como bosquimanos Ju/'hoansi, unos 4.000 de los cuales viven ahora en el desierto de Kalahari en el noreste de Namibia noreste y el noroeste de Botswana.
"No podemos saber el pasado de los bosquimanos --apunta Wiessner--. Pero estas personas viven de la caza y la recolección. En el 99 por ciento de nuestra evolución, así es como vivían nuestros antepasados??. ¿Qué ocurre durante las horas de noche pasadas iluminadas por el fuego de los cazadores-recolectores? La respuesta ayuda a aclarar cómo esas horas iluminadas por el fuego contribuyen a la vida humana".
Esta investigadora afirma: "Las historias se cuentan en casi todas las sociedades de cazadores-recolectores, que en conjunto con los regalos, eran los medios de comunicación social de origen". Wiessner dice que la evidencia arqueológica indica que los ancestros humanos tuvieron el control esporádico de fuego hace entre un millón de años o más y lo utilizaron regularmente hace unos 400.000 años.
"El fuego altera nuestros ritmos circadianos, la luz nos permite estar despiertos y la pregunta es qué sucedió en el espacio iluminada por el fuego, ¿Qué ha supuesto para el desarrollo humano?", plantea Wiessner. Esta experta sugiere que los bosguimanos !Kung mantienen reuniones a la luz de la lumbre la mayoría de las noches en grupos de hasta 15 personas y, aunque un campamento tiene hogares para cada familia, por la noche la gente se reúne a menudo en un solo hogar.
Wiessner analizó sólo las conversaciones que involucran a cinco o más personas. Las historias a la luz del fuego tratan sobre temas tales como cacerías pasadas, peleas por la carne, el matrimonio, las costumbres prematrimoniales, asesinatos, incendios forestales, nacimiento, sentirse perdido, interacciones con otros grupos, averías de camiones, persecuciones por animales, disputas y asuntos extramaritales, además de contarse mitos tradicionales.
Para su estudio, Wiessner analizó dos conjuntos de datos. Los primeros eran datos que tomaron en 1974 (inicialmente para otro propósito) de 174 momentos durante el día y conversaciones nocturnas en dos campamentos !Kung en el noroeste de Botswana. Cada conversación duró más de 20 a 30 minutos e involucró a entre cinco a 15 personas.
También estudió grabaciones digitales, transcritas por bosquimanos instruidos, de 68 historias a la luz del fuego que Wiessner escuchó originalmente en la década de 1970, pero que se volvieron a contar y grabar durante tres visitas en 2011-2013 a los pueblos !Kung de Botswana y Namibia.
Wiessner detectó que las conversaciones diurnas diferían mucho de las discusiones a la luz del fuego. De las conversaciones durante el día, el 34 por ciento fueron quejas, críticas y chismes para regular las relaciones sociales; el 31 por ciento fueron sobre asuntos económicos, como la caza para la cena; el 16 por ciento eran chistes; el 6 por ciento eran historias y el resto versaban sobre otros temas
Sin embargo, por la noche, el 81 por ciento de las conversaciones eran historias y sólo el 7 por ciento, quejas, críticas, cotilleos, y el 4 por ciento, charlas sobre cuestiones económicas. Wiessner vio que las conversaciones reforzaron las principales instituciones sociales !Kung y valores: el arreglo de matrimonios, el sistema de parentesco, una estructura social basada en la igualdad, la distribución de los alimentos en tiempos de dificultad, derechos de la tierra, la curación por trance y un sistema de intercambio que involucró la promesa de asistencia mutua, incluida la vivienda y la alimentación, en tiempos difíciles.
"Lo que encontré fue una gran diferencia entre las conversaciones del día y la noche, los tipos de información transmitida y el uso del pensamiento imaginario", afirma Wiessner. "Las conversaciones diurnas tienen mucho que ver con las actividades económicas, de trabajo, de obtención de alimentos, sobre los recursos -detalla--. Tiene mucho que ver con las cuestiones sociales y el control: la crítica, las denuncias y las quejas".
"Por la noche, la gente realmente se dejaba ir y buscaba el entretenimiento. Si había habido conflictos durante el día, los superaban y suavizaban. Las historias nocturnas tienen más que ver con historias, charlas sobre las características de las personas que no están presentes y que están sus redes más amplias e ideas sobre el mundo de los espíritus y cómo influye en el mundo humano. También hubo cante y baile, que une los grupos", añade.
Los sanadores bailan y entran en trance, "viajan a la aldea de dios y se comunican con los espíritus de sus seres queridos fallecidos que están tratando de llevarse a las personas enfermas", dice Wiessner. Esta investigadora añade que los primates no humanos no mantienen lazos de apoyo mutuo fuera de su grupo, sino que los humanos son realmente únicos, creando lazos fuera de sus grupos".
Este tipo de comunidades extendidas permitió a los seres humanos "colonizar nuestro planeta porque tenían redes de apoyo mutuo, como las que se peden ver hoy en nuestra capacidad para las redes sociales", añade. "Los seres humanos forman comunidades que no están juntas en el espacio, pero están en nuestras cabezas, comunidades virtuales. Se trata de comunidades en nuestras cabezas. Para los bosquimanos, pueden ser de hasta 120 kilómetros de distancia", detalla.
Wiessner sugiere que historias a la luz del fuego, las conversaciones, las ceremonias y las celebraciones desataron la imaginación humana y "capacidades cognitivas para formar estas comunidades imaginadas, como si se trata de nuestras redes sociales, todos nuestros parientes en la Tierra o las comunidades que nos unen al mundo de los espíritus". Ella dice que también reforzaron la capacidad humana de "leer" lo que otros están pensando, no sólo sus pensamientos o intenciones, sino sus puntos de vista sobre otras personas.