Excavaciones de 1976 en el yacimiento de Ust'-Kyakhta-3 - A. P. Okladnikov
MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS) -
Utilizando la genética de la población humana, la genómica de patógenos antiguos y el análisis de isótopos, un equipo de investigadores evaluó la historia de la población de la región del lago Baikal, encontrando la conexión más antigua hasta la fecha entre los pueblos de Siberia y las Américas.
El estudio, publicado en la revista 'Cell', también demuestra la movilidad humana, y por lo tanto la conectividad, en toda Eurasia durante la Edad del Bronce Temprano.
Los humanos modernos han vivido cerca del lago Baikal desde el Paleolítico superior y han dejado un rico registro arqueológico.
Los genomas antiguos de la región han revelado múltiples pérdidas genéticas y eventos de mezcla, lo que indica que la transición del Neolítico a la Edad del Bronce fue facilitada por la movilidad humana y las complejas interacciones culturales. La naturaleza y el momento de estas interacciones, sin embargo, sigue siendo en gran parte desconocido.
El estudio recoge los hallazgos de 19 genomas humanos antiguos recientemente secuenciados de la región del lago Baikal, incluido uno de los más antiguos reportados en esa región.
Dirigido por el Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, el estudio ilumina la historia de la población de la región, revelando conexiones profundas con los Primeros Pueblos de las Américas, que datan desde el período Paleolítico Superior, como así como la conectividad a través de Eurasia durante la Edad del Bronce Temprano.
EL VÍNCULO MÁS PROFUNDO ENTRE LOS PUEBLOS
"Este estudio revela el vínculo más profundo entre los siberianos del Paleolítico superior y los primeros estadounidenses --asegura en un comunicado He Yu, primer autor del estudio--. "Creemos que esto podría arrojar luz sobre futuros estudios sobre la historia de la población indígena americana".
Estudios anteriores han indicado una conexión entre las poblaciones de Siberia y América, pero un individuo de 14.000 años analizado en este estudio es el más viejo en tener la ascendencia mixta presente en los nativos americanos.
Usando un diente extremadamente fragmentado excavado en 1962 en el yacimiento Ust-Kyahta-3, los investigadores generaron un genoma secuenciado por escopeta habilitado por técnicas de vanguardia en biología molecular.
Este individuo del sur de Siberia, junto con otro más joven del Mesolítico, del noreste de Siberia, comparte la misma mezcla genética de ancestros de la antigua Eurasia del Norte (ANE) y del noreste de Asia (NEA) que se encuentra en los nativos americanos, y sugiere que la ascendencia que más tarde dio lugar a los nativos americanos en América del Norte y del Sur estaba mucho más ampliamente distribuida de lo que se suponía anteriormente.
La evidencia sugiere que esta población experimentó frecuentes contactos genéticos con las poblaciones del NEA, lo que dio lugar a proporciones de mezcla variables a través del tiempo y el espacio.
"El genoma del Paleolítico Superior proporcionará un legado para estudiar la historia genética humana en el futuro", explica Cosimo Posth, autor principal del artículo. Se necesitan más pruebas genéticas de los grupos del Paleolítico Superior de Siberia para determinar cuándo y dónde se reunió el acervo genético ancestral de los nativos americanos.
UNA RED DE CONEXIONES PREHISTÓRICAS
Además de esta conexión transcontinental, el estudio presenta conectividad dentro de Eurasia como evidencia en genomas humanos y patógenos, así como análisis de isótopos estables. Combinando estas líneas de evidencia, los investigadores pudieron producir una descripción detallada de la historia de la población en la región del lago Baikal.
La presencia de ascendencia relacionada con la estepa de Europa del Este es evidencia de contacto entre las poblaciones de estepa del sur de Siberia y Eurasia occidental en el preámbulo de la Edad del Bronce Temprano, una era caracterizada por una creciente complejidad social y tecnológica. La sorprendente presencia de 'Yersinia pestis', el patógeno causante de la peste, apunta a contactos más amplios.
Aunque se postuló que la propagación de 'Y. pestis' sería facilitada por las migraciones desde la estepa, los dos individuos aquí identificados con el patógeno eran genéticamente del noreste de Asia. El análisis de isótopos de uno de los individuos infectados reveló una señal no local, lo que sugiere orígenes fuera de la región de descubrimiento.
Además, las cepas de 'Y. pestis' que portaba la pareja están más estrechamente relacionadas con una cepa contemporánea identificada en un individuo de la región báltica del noreste de Europa, lo que respalda aún más la alta movilidad de esos patógenos de la edad de Bronce y probablemente también de las personas.
"Esta apariencia más oriental de las cepas antiguas de 'Y. pestis' probablemente sugiere movilidad de largo alcance durante la Edad del Bronce", asegura Maria Spyrou, una de las coautoras del estudio. "En el futuro, con la generación de datos adicionales, esperamos delinear los patrones de propagación de la peste con más detalle", concluye Johannes Krause, autor principal del estudio.