Nuestra especie pasó por Laos en su expansión hasta Australia

Mirando hacia la entrada de la cueva Tam Pà Ling desde el suelo de la cueva. El pozo de excavación está a la izquierda de esta ubicación.
Mirando hacia la entrada de la cueva Tam Pà Ling desde el suelo de la cueva. El pozo de excavación está a la izquierda de esta ubicación. - KIRA WESTAWAY (MACQUARIE UNIVERSITY)
Actualizado: martes, 13 junio 2023 17:13

   MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -

   Fósiles hallados en Tam Pà Ling, una cueva en Laos, han revelado que hace entre 86.000 y 68.000 años humanos modernos pasaron por allí en su camino a través de Asia para alcanzar Australia.

   En unos siete metros de sedimento de la cueva se hallaron pruebas de una presencia humana en esta región de al menos 56.000 años de antigüedad. Cuando nuestros primeros antepasados Homo sapiens llegaron al sudeste asiático en su camino de África a Australia, dejaron pruebas de su presencia en forma de fósiles humanos que se acumularon durante miles de años en las profundidades de una cueva.

   Las últimas pruebas de la cueva de Tam Pà Ling, en el norte de Laos, descubiertas por un equipo de investigadores laosianos, franceses, estadounidenses y australianos demuestran sin lugar a dudas que los humanos modernos se extendieron desde África a través de Arabia y hasta Asia mucho antes de lo que se pensaba. Estos resultados se publican en Nature Communications.

   También confirma que nuestros antepasados no se limitaron a seguir costas e islas sino que viajaron por regiones boscosas, muy probablemente también por los valles fluviales. Algunos se desplazaron por el sudeste asiático hasta convertirse en los primeros pobladores de Australia.

   "Tam Pà Ling desempeña un papel clave en la historia de la migración de los humanos modernos a través de Asia, pero su importancia y valor acaban de ser reconocidos", afirma Fabrice Demeter, paleoantropólogo adjunto de la Universidad de Copenhague y uno de los autores principales del artículo.

   Tres universidades australianas han contribuido al proyecto: la Universidad Macquarie y la Universidad Southern Cross dataron muestras utilizando múltiples técnicas y la Universidad de Flinders demostró que los sedimentos de la cueva se habían ido depositando en distintas capas a lo largo de decenas de miles de años.

   Desde la primera excavación y el descubrimiento de un cráneo y una mandíbula en 2009, la cueva ha sido objeto de controversia. Las pruebas de nuestros primeros viajes desde África al Sudeste Asiático suelen estar dominadas por lugares insulares como Sumatra, Filipinas y Borneo.

   Esto era antes de que Tam Pà Ling, una cueva situada a más de 300 kilómetros del mar en el norte de Laos, empezara a desvelar sus secretos. El cráneo y la mandíbula se identificaron como pertenecientes a Homo sapiens que habían migrado por la región, pero la pregunta es cuándo lo hicieron y, como es habitual en cuestiones de dispersión humana, el debate se reduce a la cronología, si bien estas pruebas eran difíciles de datar.

   Los fósiles humanos no pueden datarse directamente, ya que el yacimiento es Patrimonio de la Humanidad y está protegido por la legislación laosiana. Hay muy pocos huesos de animales o decoraciones rupestres adecuadas para datar, y es demasiado antiguo para la datación por radiocarbono. Por ello, la datación por luminiscencia de los sedimentos constituye la columna vertebral de la cronología.

   La datación por luminiscencia se basa en una señal sensible a la luz que se pone a cero cuando se expone a la luz, pero que se acumula con el tiempo cuando se protege de la luz durante el enterramiento. En un principio, se utilizó para delimitar los sedimentos que cubrían los fósiles.

   "Sin la datación por luminiscencia, estas pruebas vitales carecerían de cronología y el yacimiento pasaría desapercibido en la ruta aceptada de dispersión por la región --explica la geocronóloga de la Universidad Macquarie Kira Westaway--. Por suerte, la técnica es versátil y puede adaptarse a distintos retos".

   Estas técnicas arrojaron una edad mínima de 46.000 años, una cronología acorde con el momento previsto para la llegada del Homo sapiens al sudeste asiático.

   De 2010 a 2023, las excavaciones anuales (retrasadas por tres años de cierre) revelaron cada vez más pruebas de que el Homo sapiens había pasado por allí de camino a Australia. Se encontraron siete piezas de esqueleto humano a intervalos a través de 4,5 metros de sedimento, lo que empujó la posible cronología mucho más atrás en el tiempo, en el ámbito de las primeras migraciones de Homo sapiens a esta región.

   En este estudio, el equipo superó estos problemas aplicando de forma creativa técnicas de datación estratégicas siempre que fue posible, como la datación por series de uranio de una punta de estalactita que había sido enterrada en sedimentos, y el uso de la datación por series de uranio junto con técnicas de datación por resonancia de espín electrónico para dos dientes de bóvido, raros pero completos, desenterrados a 6,5 metros.

   "La datación directa de los restos fósiles confirmó la secuencia de edades obtenida por luminiscencia, lo que nos permitió proponer una cronología completa y segura de la presencia del Homo sapiens en Tam Pà Ling", afirma Renaud Joannes-Boyau, geocronólogo asociado de la Southern Cross University.

   El equipo apoyó las pruebas de datación con un análisis detallado de los sedimentos para evaluar el origen de los fósiles mediante micromorfología, una técnica que examina los sedimentos al microscopio para establecer la integridad de las capas. Este componente clave de la nueva cronología ayudó a establecer que hubo una acumulación constante de capas sedimentarias durante un largo periodo.

   "Lejos de reflejar un rápido vertido de sedimentos, el yacimiento representa una pila de sedimentos consistente y depositada estacionalmente", explica el geoarqueólogo de la Universidad Flinders Mike Morley, que trabajó con los estudiantes de doctorado Vito Hernández y Meghan McAllister-Hayward.

   La nueva cronología reveló que había habido presencia humana en esta zona desde hacía más de 56.000 años. Además, la edad del fósil más bajo a siete metros --un fragmento de hueso de pierna-- proporciona una cronología de la llegada de los humanos modernos a esta región de entre 86.000 y 68.000 años atrás. Esto retrasa en unos 40.000 años la llegada al sudeste asiático continental. Aunque, según la genética, estas primeras migraciones no contribuyeron significativamente a nuestras poblaciones actuales.

   "Éste es realmente el artículo decisivo para las pruebas de Tam Pà Ling --afirma el profesor asociado Westaway--. Por fin tenemos suficientes pruebas de datación para decir con seguridad cuándo llegaron los Homo sapiens por primera vez a esta zona, cuánto tiempo estuvieron allí y qué ruta pudieron seguir".

   La cueva de Tam Pà Ling está muy cerca de la recientemente descubierta Cueva de la Cobra, frecuentada por denisovanos aproximadamente 70.000 años antes. A pesar de la falta de pruebas de una llegada temprana al sudeste asiático continental, esta zona podría ser una ruta de dispersión utilizada anteriormente por nuestros antepasados, mucho antes del Homo sapiens.

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