Una variedad de espinas de erizos de mar de diferentes períodos de la historia de la Tierra que ilustran la diversidad de formas. - UNIVERSIDAD DE GOTINGA
MADRID, 6 Sep. (EUROPA PRESS) -
Científicos han encontrado la primera evidencia fósil de una colonización estable del fondo marino por parte de invertebrados superiores durante al menos 104 millones de años.
Las espinas fósiles de equinoides irregulares (erizos de mar) indican su existencia desde el período Cretácico, así como su evolución bajo la influencia de condiciones ambientales fluctuantes. Los resultados han sido publicados en la revista PLOS ONE.
Algunas teorías dicen que los ecosistemas de las profundidades marinas han surgido una y otra vez después de múltiples extinciones masivas y trastornos oceánicos. La vida actual en las profundidades del mar sería, por tanto, comparativamente joven en la historia de la Tierra. Pero cada vez hay más pruebas de que algunas partes de este mundo son mucho más antiguas de lo que se pensaba.
Los investigadores, liderados por la Universidad de Gotinga, examinaron más de 1.400 muestras de sedimentos de pozos en el Pacífico, el Atlántico y el Océano Austral, que representan profundidades de agua anteriores de 200 a 4.700 metros. Encontraron más de 40.000 fragmentos de espinas, que asignaron a un grupo llamado equinoideos irregulares, en función de su estructura y forma.
A modo de comparación, los científicos registraron las características morfológicas de las espinas, como la forma y la longitud, y determinaron el grosor de unas 170 espinas de cada uno de dos períodos temporales. Como indicador de la masa total de los erizos de mar en el hábitat (su biomasa), determinaron la cantidad de material espinoso en los sedimentos.
Lo que documentan estas espinas fósiles es que las profundidades del mar han estado pobladas continuamente por equinoideos irregulares desde al menos el período Cretácico temprano, hace unos 104 millones de años. Y proporcionan más información interesante sobre el pasado: el devastador impacto de un meteorito al final del período Cretácico, hace unos 66 millones de años, que provocó una extinción masiva en todo el mundo (con los dinosaurios como víctimas más destacadas), también causó considerables perturbaciones en el mar profundo.
Esto lo demuestran los cambios morfológicos en las espinas: después del evento eran más delgadas y de formas menos diversas que antes. Los investigadores interpretan esto como el "efecto Lilliput". Esto significa que las especies más pequeñas tienen una ventaja de supervivencia después de una extinción masiva, lo que lleva a un tamaño corporal más pequeño de una especie. La causa podría haber sido la falta de alimentos en el fondo de las profundidades del mar.
"Interpretamos los cambios en las espinas como una indicación de la constante evolución y aparición de nuevas especies en las profundidades del mar", explica en un comunicado el Dr. Frank Wiese del Departamento de Geobiología de la Universidad de Gotinga, autor principal del estudio. Destaca otro hallazgo: "Hace unos 70 millones de años, la biomasa de los erizos de mar aumentó. Sabemos que el agua se enfrió al mismo tiempo. Esta relación entre la biomasa en las profundidades del mar y la temperatura del agua nos permite especular cómo funcionan las profundidades del mar cambiará debido al calentamiento global inducido por el hombre."