Un dúo de sauropodomorfos; uno masticando las plantas recién evolucionadas en un ambiente húmedo del Jurásico Temprano mientras el otro mira hacia arriba como si hubiera algo escondido en la vegetación. - MARCIN AMBROZIK
MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un estudio internacional liderado por la Universidad de Uppsala ha podido identificar restos de comida no digerida, plantas y presas en las heces fosilizadas de los dinosaurios.
Estos análisis de cientos de muestras proporcionan pistas sobre el papel que desempeñaron los dinosaurios en el ecosistema hace unos 200 millones de años. Los hallazgos se han publicado en la revista Nature.
"Recopilar información sobre quién se comía a quién en el pasado es un verdadero trabajo de detectives", afirma Martin Qvarnström, investigador del Departamento de Biología de los Organismos y autor principal del estudio. "Poder examinar qué comían los animales y cómo interactuaban con su entorno nos ayuda a comprender qué permitió a los dinosaurios tener tanto éxito".
Los paleontólogos de la Universidad de Uppsala, en colaboración con investigadores de Noruega, Polonia y Hungría, han examinado cientos de muestras utilizando imágenes de sincrotrón avanzadas para visualizar en detalle las partes internas ocultas de las heces fosilizadas, conocidas como coprolitos.
Al identificar restos de comida no digerida, plantas y presas, han recreado la estructura de los ecosistemas en la época en que los dinosaurios comenzaron su exitosa historia.
El estudio se centró en una región hasta ahora poco explorada en las partes septentrionales del entonces supercontinente Pangea. Los investigadores construyeron una imagen completa de los ecosistemas del Triásico y Jurásico (de hace unos 230 a 200 millones de años) combinando la información de los coprolitos con datos climáticos e información de otros fósiles: plantas, marcas de mordeduras, vómitos, huellas y huesos.
"El material de investigación se recopiló durante un período de 25 años. Nos llevó muchos años juntar todo en una imagen coherente", dice Grzegorz Niedzwiedzki, investigador del Departamento de Biología de Organismos y autor principal del estudio.
"Nuestra investigación es innovadora porque hemos decidido comprender la biología de los primeros dinosaurios en función de sus preferencias alimentarias. Hubo muchos descubrimientos sorprendentes en el camino".
Los coprolitos contenían restos de peces, insectos, animales más grandes y plantas, algunos de los cuales estaban inusualmente bien conservados, incluidos pequeños escarabajos y peces semicompletos. Otros coprolitos contenían huesos masticados por depredadores que, como las hienas actuales, trituraban los huesos para obtener sales y médula.
El contenido de los coprolitos de los primeros grandes dinosaurios herbívoros, los saurópodos de cuello largo, sorprendió a los investigadores. Estos contenían grandes cantidades de helechos arborescentes, pero también otros tipos de plantas y carbón. Los paleontólogos plantean la hipótesis de que el carbón se ingirió para desintoxicar el contenido del estómago, ya que los helechos pueden ser tóxicos para los herbívoros.
La investigación aborda una importante laguna en el conocimiento actual: los primeros 30 millones de años de evolución de los dinosaurios durante el período Triásico Tardío. Aunque se sabe mucho sobre sus vidas y su extinción, los procesos ecológicos y evolutivos que llevaron a su surgimiento están en gran parte inexplorados. El estudio da como resultado un modelo de cinco pasos de la evolución de los dinosaurios que los investigadores creen que puede explicar patrones globales.
El equipo destaca que comprender cómo los primeros dinosaurios lograron su éxito puede ofrecer información valiosa sobre los ecosistemas prehistóricos y los procesos evolutivos en general. Los resultados muestran que la diversidad dietética y la adaptabilidad fueron características cruciales para la supervivencia durante los cambios ambientales del Triásico Tardío.
"Desafortunadamente, el cambio climático y las extinciones masivas no son solo cosa del pasado. Al estudiar los ecosistemas pasados, obtenemos una mejor comprensión de cómo la vida se adapta y prospera en condiciones ambientales cambiantes", dice Qvarnström.
"La forma de evitar la extinción es comer muchas plantas, que es exactamente lo que hicieron los primeros dinosaurios herbívoros. La razón de su éxito evolutivo es un verdadero amor por los brotes verdes y frescos de las plantas", concluye Niedzwiedzki.