MADRID, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de seres marinos a lo largo de los últimos 23 millones años puede ayudar a identificar los animales y ecosistemas oceánicos que pueden estar en mayor riesgo de extinción en la actualidad.
Investigadores de la Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos, y otras instituciones informan que los patrones mundiales de extinción permanecieron notablemente similares en este periodo, con los mismos grupos de animales con tasas similares de extinción en todo momento y con un conjunto coherente de las características asociadas con un riesgo elevado de extinción.
Luego, los científicos utilizaron estos últimos patrones de extinción a nivel mundial como una línea de base para predecir qué zonas oceánicas y organismos marinos estarían en mayor riesgo hoy en día sin la amenaza añadida de destrucción del hábitat causado por los humanos, la pesca excesiva, la contaminación y la acidificación de los océanos.
Por último, los autores combinaron el riesgo natural o la extinción 'intrínseca' con las amenazas actuales de los seres humanos y el cambio climático para obtener un mapa global de potenciales focos futuros de riesgo de extinción. "Nuestro objetivo fue diagnosticar qué especies son vulnerables en el mundo moderno, utilizando el pasado como guía", explica el autor principal, Seth Finnegan, profesor asistente de BiologíaI en Berkeley.
"Creemos que el pasado puede informar de la forma en que planificamos nuestros esfuerzos de conservación. Sin embargo, hay mucho más trabajo que hacer para entender las causas subyacentes de estos patrones y sus implicaciones políticas", añade.
"Es muy difícil detectar las extinciones en los océanos modernos, pero los fósiles puede ayudar a llenar los vacíos --agrega el coautor y biólogo conservacionista Sean Anderson, investigador postdoctoral en la Universidad Simon Fraser en Burnaby, en la Columbia Británica, Canadá--. Nuestros resultados pueden ayudar a priorizar las áreas y especies que podrían estar en mayor riesgo de extinción y requerir atención extra, conservación o gestión".
BALLENAS, DELFINES Y FOCAS, MÁS RIESGO DE EXTINCIÓN
El estudio encontró que los animales con pequeños rangos geográficos están en mayor riesgo de extinción, según Finnegan. Además, algunos grupos tienden a ser más propensos a la extinción que otros. Por ejemplo, en el registro fósil, ballenas, delfines y focas muestran mayor riesgo de extinción que los tiburones o invertebrados como los corales, mientras almejas y mejillones -los llamados bivalvos-- tenían aproximadamente una décima parte del riesgo de extinción que los mamíferos.
Los autores utilizaron estos patrones del registro fósil para evaluar el riesgo de extinción natural de los animales que viven en los océanos de hoy. Comparar estos patrones con zonas en las que las actividades humanas como la pesca impactan en los océanos reveló las áreas que pueden ser particularmente sensibles, por ejemplo, las regiones de alta biodiversidad de los trópicos, como el Indo-Pacífico y el Caribe, así como zonas de la Antártida que albergan muchas especies únicas.
"Las implicaciones de estos modelos en el futuro de los ecosistemas marinos costeros dependerán de cómo interactúen el riesgo natural y las amenazas actuales", afirma el coautor Paul Harnik, profesor asistente de Ciencias de la Tierra en el Franklin and Marshall College en Lancaster, Pensilvania, Estados Unidos. "Al entender estos patrones en el pasado, esperamos proporcionar un marco para comprender el cambio global", añade.
El análisis surgió de una serie de reuniones en el Centro Nacional de Síntesis Evolutiva en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, que es financiado por la Fundación Nacional de Ciencia. El equipo estuvo de acuerdo en la necesidad de cerrar la brecha entre el registro fósil de la extinción animal marina y lo que están encontrando los biólogos hoy en día a medida que exploran los ecosistemas oceánicos actuales.
El equipo se centró en los últimos 23 millones de años cuando el planeta era en gran medida similar a hoy en día: los continentes estaban dispuestos de manera parecida y existía la mayoría de los mismos grandes grupos taxonómicos, desde las ballenas y las focas a las almejas, los caracoles y los erizos de mar.
Sin embargo, este intervalo de tiempo abarcó cambios dramáticos en el clima de la Tierra. Los científicos determinaron que los patrones de riesgo de extinción fueron consistentes a pesar de esta variabilidad, lo que sugiere que el registro fósil puede proporcionar una valiosa línea de base prehumana para considerar las actuales amenazas a la biodiversidad marina.