MADRID, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de antropólogos ha descubierto restos fósiles de once individuos de una nueva especie de homínido en una cueva de Sudáfrica, que ha sido denominada Homo Naledi.
Además de arrojar luz sobre los orígenes y la diversidad de nuestro género, la nueva especie parece que depositaba deliberadamente los cuerpos de sus difuntos en una cámara específica en dicha cueva, un tipo de conducta que hasta ahora se consideraba limitada a los humanos.
Con más de 1.550 fósiles identificados, el descubrimiento es el mayor relacionado con homínidos encontrado hasta ahora en África. Se cree que puede tener más de 2,5 millones de años.
Los investigadores liderados por la Universidad de Witwatersrand consiguieron los primeros hallazgos en 2013, en la cueva conocida como Rising Star, en el Yacimiento Cuna de la Humanidad, a unos 50 kilómetros al noroeste de Johannesburgo.
Los fósiles de los huesos se concentraban en una cámara a unos 90 metros de la entrada, en una cámara accesible desde un conducto estrecho. En total, se recogieron huesos de 15 individuos de la misma especie, aunque hay muchos más. Este hallazgo revela una conducta de enterramiento que hasta ahora se creía limitada a los humanos.
"Con casi cada hueso del cuerpo representado varias veces, Homo naledi es es ya prácticamente el miembro fósil mejor conocido de nuestro linaje" declaró Lee Berger, profesor de la Universidad de Witwatersrand.
La denominación Naledi procede del vocablo que significa 'estrella' en la lengua local sesotho. "Parece tratarse de uno de los más primitivos miembros de nuestro género, pero sorprenden rasgos muy parecidos a los humanos, suficientes para garantizar un luhar en el género Homo", dice John Hawks, de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Homo naledi tenía un pequeño cerebro, del tamaño de una naranja, con un cuerpo esbelto. Su estatura rondaba 1,50 metros y el peso unos 45 kilos. Los dientes eran parecidos a los del Homo Habilis, pero los hombros eran más similares a los de los simios. Las manos sugieren capacidad para el uso de herramientas, y a la vez con dedos más curvados que cualquier otra especie de homínido temprano, lo que le confiere habilidad para trepar. Todas estas características le distinguen de cualquier otra especie previamente conocida del género homo.