Las dos chimeneas en miniatura con palos recortados inmediatamente después de que fueron expuestas por la excavación en el cuadrado R31 de la cueva de Cloggs, con las bases de los palos aún no separadas de los sedimentos en los que se asientan. - NATURE HUMAN BEHAVIOUR (2024)/DAVID ET AL.
MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
Evidencias de rituales aborígenes que datan de hace 500 generaciones, unos 12.000 años, han sido identificados en la cueva de Cloggs, en los Alpes Victorianos, al sureste de Australia.
Estos hallazgos, publicados en la revista Nature Human Behaviour, significan que "en ningún otro lugar de la Tierra se ha encontrado evidencia arqueológica de una práctica cultural muy específica que se haya rastreado tan atrás en el tiempo", afirma el profesor Bruno David, del Centro de Estudios Indígenas de Monash en la Universidad de Monash, autor del estudio, en un comunicado.
Las excavaciones arqueológicas revelaron dos pequeñas chimeneas, cada una con un solo palo incrustado en su interior. La chimenea superior tenía el tamaño de la palma de una mano humana, con un tallo de casuarina parcialmente quemado entre las cenizas. La segunda chimenea, enterrada más profundamente en el depósito, también contenía un solo tallo de casuarina, este con la forma de un extremo posterior en ángulo como el de un palo arrojadizo.
En un hallazgo notable, los análisis químicos revelaron que ambos palos habían sido untados con grasa animal o humana, y datan de hace 11.000 y 12.000 años respectivamente, lo que marca el final de la Última Edad de Hielo.
La etnografía del siglo XIX proporciona descripciones detalladas de tales chimeneas, arrojando luz sobre su propósito. Alfred Howitt, un geólogo del gobierno y etnógrafo pionero, documentó las prácticas rituales de los mulla-mullung, poderosos curanderos y curanderas de GunaiKurnai.
El ritual consistía en sujetar algo perteneciente a la persona enferma al extremo de un palo arrojadizo untado con grasa humana o de canguro. Luego, el palo arrojadizo se clavaba inclinado en el suelo antes de encender un fuego debajo. El mulla-mullung cantaba entonces el nombre de la persona enferma y, una vez que el palo caía, el hechizo estaba completo.
Es importante destacar que Howitt señaló que el palo estaba hecho de casuarina y que "la práctica todavía existe".
El profesor Bruno David dijo que los hallazgos son un testimonio de la persistencia de las prácticas culturales y tradiciones orales de GunaiKurnai.
"La conexión de estos hallazgos arqueológicos con las prácticas recientes de GunaiKurnai demuestra 12.000 años de transferencia de conocimiento", dijo el profesor David.