Zona boscosa en Tasmania, enclave al sur de Australia conocido como la isla del fin del mundo - UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE
MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
Algunos de los primeros seres humanos que llegaron a Tasmania, hace más de 41.000 años, usaron el fuego para dar forma y gestionar el paisaje, unos 2.000 años antes de lo que se creía anteriormente.
Un equipo de investigadores del Reino Unido y Australia analizó el carbón y el polen contenidos en el barro antiguo para determinar cómo los aborígenes de Tasmania, también conocida como la isla del fin del mundo, moldearon su entorno.
Las primeras migraciones humanas desde África hacia la parte sur del planeta estaban en marcha durante la primera parte de la última edad de hielo: los humanos llegaron al norte de Australia hace unos 65.000 años. Cuando las primeras comunidades Palawa/Pakana (indígenas de Tasmania) finalmente llegaron a Tasmania (conocida por el pueblo Palawa como Lutruwita), fue el punto más al sur en el que los humanos se habían establecido.
Estas primeras comunidades aborígenes utilizaron el fuego para penetrar y modificar el bosque denso y húmedo para su propio uso, como lo indica un aumento repentino del carbón acumulado en el barro antiguo hace 41.600 años.
Los investigadores afirman que sus resultados, publicados en la revista Science Advances, no sólo podrían ayudarnos a entender cómo los seres humanos han ido moldeando el medioambiente de la Tierra durante decenas de miles de años, sino que también podrían ayudarnos a entender la conexión a largo plazo entre los aborígenes y el paisaje, que es vital para la gestión del paisaje en Australia hoy en día.
Tasmania se encuentra actualmente a unos 240 kilómetros de la costa sureste de Australia, separada del continente australiano por el estrecho de Bass. Sin embargo, durante la última edad de hielo, Australia y Tasmania estaban conectadas por un enorme puente terrestre, que permitía a la gente llegar a Tasmania a pie. El puente terrestre permaneció hasta hace unos 8.000 años, después del final de la última edad de hielo, cuando el aumento del nivel del mar acabó separando a Tasmania del continente australiano.
"Australia es el hogar de la cultura indígena más antigua del mundo, que ha perdurado durante más de 50.000 años", dijo en un comunicado el Dr. Matthew Adeleye del Departamento de Geografía de Cambridge, autor principal del estudio. "Estudios anteriores han demostrado que las comunidades aborígenes del continente australiano utilizaban el fuego para dar forma a sus hábitats, pero no hemos tenido registros ambientales tan detallados como los de Tasmania".
Los investigadores estudiaron el barro antiguo extraído de las islas del estrecho de Bass, que forma parte de Tasmania en la actualidad, pero que habría sido parte del puente terrestre que conectaba Australia y Tasmania durante la última edad de hielo. Debido a los bajos niveles del mar en ese momento, las comunidades Palawa/Pakana pudieron migrar desde el continente australiano.
El análisis del barro antiguo mostró un aumento repentino del carbón hace unos 41.600 años, seguido de un cambio importante en la vegetación hace unos 40.000 años, como lo indican los diferentes tipos de polen en el barro.
"Esto sugiere que estos primeros habitantes estaban talando los bosques quemándolos, con el fin de crear espacios abiertos para la subsistencia y quizás para actividades culturales", dijo Adeleye. "El fuego es una herramienta importante y se habría utilizado para promover el tipo de vegetación o paisaje que era importante para ellos".
Los investigadores dicen que los humanos probablemente aprendieron a usar el fuego para limpiar y manejar los bosques durante su migración a través del paisaje glaciar de Sahul, un paleocontinente que abarcaba la actual Australia, Tasmania, Nueva Guinea y el este de Indonesia, como parte de la extensa migración desde África.
"A medida que los hábitats naturales se adaptaron a estas quemas controladas, vemos la expansión de especies adaptadas al fuego, como el eucalipto, principalmente en el lado oriental más húmedo de las islas del estrecho de Bass", dijo Adeleye.
Las prácticas de quema todavía se practican hoy en día en las comunidades aborígenes de Australia, incluso para la gestión del paisaje y las actividades culturales. Sin embargo, el uso de este tipo de quema, conocida como quema cultural, para controlar los incendios forestales graves en Australia sigue siendo polémico. Los investigadores dicen que comprender esta antigua práctica de gestión de la tierra podría ayudar a definir y restaurar los paisajes precoloniales.