MADRID, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un análisis de los primeros mosquitos fósiles conocidos en ámbar del Cretácico Inferior del Líbano, dos machos con piezas bucales punzantes, acreditan que probablemente chupaban sangre.
Estos resultados se publican en la revista 'Current Biology'. En los mosquitos actuales solo pican las hembras.
"El ámbar libanés es, hasta la fecha, el más antiguo con inclusiones biológicas intensivas, y es un material muy importante ya que su formación es contemporánea a la aparición y el comienzo de la radiación de las plantas con flores, con todo lo que sigue de coevolución entre polinizadores y plantas con flores", afirma Dany Azar, del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing de la Academia China de Ciencias y la Universidad libanesa.
"La datación molecular sugería que la familia Culicidae surgió durante el Jurásico, pero anteriormente el registro más antiguo era de mediados del Cretácico --señala André Nel, del Museo Nacional de Historia Natural de París (Muséum National d'Histoire Naturelle de París)--. Aquí tenemos uno de principios del Cretácico, unos 30 millones de años antes".
La familia de artrópodos 'Culicidae' incluye más de 3.000 especies de mosquitos. Los nuevos hallazgos sugieren que en el pasado los mosquitos macho también se alimentaban de sangre, según los investigadores. También ayudan a reducir la "brecha del linaje fantasma" de los mosquitos, afirman.
Las hembras de mosquito son famosas por alimentarse de sangre, lo que las ha convertido en uno de los principales vectores de propagación de enfermedades infecciosas. Se cree que la hematofagia en los insectos surgió como un cambio de las piezas bucales perforadoras y succionadoras utilizadas para extraer fluidos vegetales.
Por ejemplo, las pulgas hematófagas probablemente surgieron de insectos que se alimentaban de néctar. Pero la evolución de la alimentación sanguínea ha sido difícil de estudiar, en parte debido a las lagunas existentes en el registro fósil de insectos.
En el nuevo estudio, Azar, Nel, Diying Huang y Michael S. Engel describen dos mosquitos macho con piezas bucales perforadoras, que incluyen una mandíbula triangular excepcionalmente afilada y una estructura alargada con pequeños dentículos parecidos a dientes.
Según estos autores, la conservación de los mosquitos en ámbar amplía la presencia definitiva de la familia de los insectos mosquito hasta principios del Cretácico. También sugiere que la evolución de la hematofagia fue más complicada de lo que se sospechaba, con machos hematófagos en un pasado lejano.
En futuros trabajos, Nel afirma que el equipo quiere saber más sobre la "utilidad" de la hematofagia en los mosquitos macho del Cretácico. También tienen curiosidad por explorar "por qué esto ya no existe", señala.