MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que sustancias químicas inorgánicas pueden autoorganizarse en estructuras complejas que imitan la vida primitiva en la Tierra.
El profesor de Química de la Universidad Estatal de Florida Oliver Steinbock y el cientifico español Juan Manuel García Ruiz, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han publicado un artículo en la Science Advances que demuestra que objetos parecidos a fósiles crecieron en afloramientos naturales de agua, abundantes en las primeras etapas del planeta. Pero eran materiales inorgánicos que resultado de simples reacciones químicas.
Esto complica la identificación de los primeros microfósiles de la Tierra y redefine la búsqueda de vida en otros planetas y lunas.
"Las microestructuras inorgánicas pueden ser indistinguibles de las antiguas huellas de la vida tanto en la morfología como en la composición química", dijo García-Ruiz.
Los científicos habían visto indicios de esto anteriormente en laboratorios, pero ahora, a través de la investigación de Steinbock y García-Ruiz, está claro que esto también ocurrió en la naturaleza.
Para hacer este trabajo, el equipo de científicos recolectó y analizó una forma extrema de agua carbonatada de los manantiales Ney, en el norte de California. Hoy en día, este tipo de agua se encuentra en sólo unos pocos lugares en todo el mundo, pero se extendió durante las primeras etapas de la existencia de la Tierra.
Mediante la adición de un solo producto químico ubicuo --calcio o sales de bario-- este agua produce pequeñas estructuras, como tubos, hélices y objetos como gusanos, que recuerdan a las formas de los organismos primitivos. El agua también genera complejas estructuras minerales que son similares al nácar, la sustancia brillante de las conchas marinas.
Las similitudes entre los fósiles reales y estas estructuras inorgánicas van más allá del aspecto y se extienden a su naturaleza química. Esto hará que sea aún más complicado para los científicos que examinan las primeras pruebas de la vida en la Tierra.
"Nuestros hallazgos revelan una inusual convergencia de formas biológicas sencillas y complejas estructuras inorgánicas y hacen que el trabajo de identificar los primeros microfósiles en la Tierra y la vida en otros planetas sea aún más difícil", dijo Steinbock en un comunicado.
"Es fascinante, ¿cómo podría identificar un fósil si fuera a Marte, cómo podría convencerme de que una vez estuvo vivo?" En el futuro, los científicos tendrán que estar aún más alerta que todo lo que parece vida no es necesariamente vida".