MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos alemanes están encontrando formas de revivir los paisajes olfativos antiguos y utilizar el olor para estudiar la experiencia, el comportamiento y la sociedad del pasado.
"Rastrear el olor en el pasado profundo no es una tarea sencilla --asegura Barbara Huber, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y autora principal del trabajo--, pero el hecho de que la historia registre expediciones de descubrimiento, guerras e intercambios a larga distancia para adquirir materiales con fuertes propiedades olfativas, como el incienso y las especias, revela lo importante que ha sido el olor para la humanidad".
Comprender la dimensión sensorial de la historia de la humanidad y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, como los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina, el comercio y el intercambio.
Pero como el olor forma parte de la forma en que experimentamos, entendemos y navegamos por el mundo, los olores antiguos también pueden aportar información sobre aspectos más generales del pasado, desde la jerarquía social y las prácticas sociales hasta la identidad de grupo.
"El olor es un aspecto poderoso e infravalorado de la experiencia humana --señala la profesora Nicole Boivin, autora principal del estudio y directora del Departamento de Arqueología de la citada institución--. Los olores llegan a nuestro cerebro de forma bastante directa y nos motivan de manera decisiva, ya sea para evitar el peligro, identificar algo que es bueno para nosotros o recordar algo de nuestro pasado, por ejemplo".
"Utilizando sólo rastros de sustancias perfumadas conservadas en artefactos y elementos arqueológicos --añade Huber--, novedosos métodos están revelando los poderosos olores que eran una característica cardinal de las antiguas realidades vividas, y que moldeaban la acción, los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos".
Al aprovechar los nuevos y potentes enfoques biomoleculares y ómicos, como las técnicas proteómicas y metabolómicas, y al vincular los nuevos datos con la información de los textos antiguos, las representaciones visuales y los registros arqueológicos y medioambientales más amplios, los investigadores pueden abrir nuevos aspectos del mundo antiguo, de nuestras sociedades y culturas cambiantes y de nuestra evolución como especie.
Los autores del nuevo artículo, publicado en Nature Human Behaviour, esperan que una mayor investigación sobre los ricos "paisajes olfativos" del pasado permita conocer los mundos sensoriales de antaño y las diversas formas en que las personas han captado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.