MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de fósiles vegetales en rocas australianas han revelado el largo y prolongado proceso de recuperación de los ecosistemas tras uno de los períodos de calentamiento más extremos de la historia de la Tierra: el evento de extinción de final del Pérmico, que hace 250 millones de años acabó con el 80 por ciento de las especies océanicas.
Fue la peor extinción masiva de todos los tiempos pero conocer en el registro fosil los impactos de este evento para la vida en la tierra han sido esquivos. Al examinar plantas fósiles y rocas de la cuenca de Sydney, en el este de Australia, los investigadores han reconstruido una historia de varios millones de años de resiliencia, recuperación y los efectos a largo plazo del cambio climático.
Los fósiles de estas rocas australianas muestran que las coníferas, como los pinos modernos, fueron de las primeras en colonizar la tierra inmediatamente después de la catástrofe del Pérmico Final. Pero la recuperación de los bosques florecientes no fue un camino de rosas.
Los investigadores descubrieron que las altas temperaturas causaron el colapso de estas coníferas supervivientes. A su vez, fueron reemplazadas por plantas resistentes y arbustivas parecidas a los licopodios modernos. Este período abrasador duró unos 700.000 años y dificultó la vida de los árboles y otras plantas grandes. Publican hallazgos en el Boletín de la Geological Society of America.
No fue hasta un importante evento de enfriamiento, el "Evento Smithiano-Espático", que las plantas grandes, pero inusuales, llamadas "helechos con semillas" comenzaron a florecer y a establecer bosques más estables. Estas plantas acabaron dominando los paisajes de la Tierra durante millones de años, allanando el camino para los frondosos bosques durante la "era de los dinosaurios" del Mesozoico.
Así, después de millones de años, los ecosistemas forestales del Mesozoico llegaron a parecerse a los de antes del colapso del final del Pérmico. Pero, lo que es crucial, las especies vegetales que formaron los nuevos bosques eran completamente diferentes. "El término 'recuperación' puede ser engañoso", dice en un comunicado el doctor Chris Mays, líder del Grupo de Extinción Masiva del University College Cork (UCC) y autor principal del estudio. "Los bosques se recuperan con el tiempo, pero la extinción es para siempre".
Al comprender cómo los antiguos ecosistemas vegetales resistieron a los cambios climáticos extremos, los investigadores esperan aprender lecciones valiosas sobre cómo las plantas y los ecosistemas modernos podrían hacer frente a la crisis climática actual. Los ecosistemas dependen de un equilibrio frágil, con las plantas como la columna vertebral de las redes alimentarias terrestres y la regulación del clima.
"Esta investigación destaca lo cruciales que son las plantas, no solo como base de las cadenas alimentarias terrestres, sino también como sumideros naturales de carbono que estabilizan el clima de la Tierra", explica el investigador de la UCC, Marcos Amores, autor principal del estudio. "La alteración de estos sistemas puede tener impactos que duren cientos de miles de años, por lo que proteger los ecosistemas actuales es más importante que nunca".
Esta inmersión profunda en el pasado distante de la Tierra nos recuerda que las plantas son héroes anónimos de la vida en la Tierra, entonces, ahora y en el futuro.