MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo interdisciplinar liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona ha logrado reconstruir la evolución del hábitat y del clima en el que desarrollaron sus vidas los primeros grupos humanos que habitaron en Orce (Granada), los más antiguos del continente europeo.
Los resultados del estudio, publicado en 'Quaternary Science Reviews', indican que los primeros habitantes del continente europeo lidiaron con unas condiciones ambientales diferentes en Barranco León (1,4 millones de años) y en Fuente Nueva 3 (1,3 millones de años), dos de los yacimientos que existen en Orce.
En Barranco León había un ambiente cálido que fue variando hacia condiciones cada vez más frías y áridas, mientras que en Fuente Nueva 3, se llega al máximo de aridez y frío para, posteriormente, oscilar hacia condiciones más favorables, húmedas y cálidas.
"Estos datos nos permiten proponer que los humanos más antiguos del continente europeo fueron capaces de adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes que tenían lugar durante el Pleistoceno inferior y lidiar con un clima y un paisaje variables", apuntan los investigadores.
El estudio se centra en el análisis de los restos óseos de las especies de anfibios y reptiles recuperados en estos yacimientos. "Se trata de restos pequeños y que a simple vista pueden parecer insignificantes frente a la fauna exuberante con la que compartieron paisajes hace entorno a 1,5 millones de años, como mamuts, hipopótamos, rinocerontes, hienas gigantes, tigres con dientes de sable, especies todas ellas extinguidas", destaca Juan Manuel Jiménez-Arenas, investigador coordinador del estudio.
Sin embargo, ranas, serpientes, sapos y lagartos han acompañado al ser humano desde tiempos remotos, permitiendo su estudio y comprensión con mucha mayor exactitud. Además, la alta dependencia respecto al ambiente que presentan convierte a estos pequeños animales en auténticas estaciones climatológicas y vistas panorámicas de los paisajes pretéritos, lo que permite reescribir esta compleja historia.
El equipo trata ahora de establecer si existe algún vínculo entre las diferencias tecnológicas (los útiles en piedra tallada, fundamentalmente) observadas entre Barranco León y Fuente Nueva 3, y los cambios climáticos impresos en los huesos de anfibios y reptiles.
El trabajo, liderado por Christian Sánchez-Bandera, se enmarca en el Proyecto ORCE, financiando por la Junta de Andalucía, y coordinado por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR Juan Manuel Jiménez-Arenas.