Jarra canópica de piedra caliza de la dama egipcia Senetnay (c. 1450 a. C.) - MUSEUM AUGUST KESTNER, HANNOVER; CHRISTIAN TEPPER
MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo del Instituto Max Planck de Geoantropología ha recreado uno de los aromas utilizados en la momificación de una importante mujer egipcia hace más de 3.500 años.
Bautizado como 'el olor de la eternidad', el antiguo aroma se presentará en el Museo Moesgaard de Dinamarca en una próxima exposición, que ofrecerá a los visitantes una experiencia sensorial única: conocer de primera mano un olor ambiental de la antigüedad y percibir el aroma del antiguo proceso egipcio de momificación.
La investigación, publicada en Scientific Reports, se centró en las sustancias de momificación utilizadas para embalsamar a la noble Senetnay en la XVIII dinastía, hacia 1450 a. C. Los investigadores utilizaron técnicas analíticas avanzadas, como la cromatografía de gases-espectrometría de masas, la cromatografía de gases-espectrometría de masas a alta temperatura y la cromatografía de líquidos-espectrometría de masas en tándem, para reconstruir las sustancias que ayudaron a preservar y perfumar a Senetnay para la eternidad.
"Analizamos los residuos de bálsamo hallados en dos frascos canopos del equipo de momificación de Senetnay, excavados hace más de un siglo por Howard Carter en la tumba KV42 del Valle de los Reyes", explica Barbara Huber, que ha dirigido el estudio.
En la actualidad, los frascos se conservan en el Museo August Kestner de Hannover (Alemania). El equipo descubrió que los bálsamos contenían una mezcla de cera de abeja, aceite vegetal, grasas, betún, resinas de Pinaceae (muy probablemente resina de alerce), una sustancia balsámica y dammar o resina de árbol de Pistacia.
"Estos ingredientes complejos y diversos, exclusivos de esta época temprana, ofrecen una nueva comprensión de las sofisticadas prácticas de momificación y de las amplias rutas comerciales de Egipto", afirma Christian E. Loeben, egiptólogo y conservador del Museo August Kestner. Nuestros métodos también han permitido obtener información crucial sobre los ingredientes del bálsamo, de los que se dispone de escasa información en las fuentes textuales egipcias antiguas contemporáneas", añade Huber.
El trabajo también pone de relieve las conexiones comerciales de los egipcios en el segundo milenio antes de Cristo. "Los ingredientes del bálsamo dejan claro que los antiguos egipcios se abastecían de materiales de fuera de su reino desde una fecha temprana --afirma la profesora Nicole Boivin, investigadora principal del proyecto--. El número de ingredientes importados en su bálsamo también pone de relieve la importancia de Senetnay como miembro clave del círculo íntimo del faraón".
Entre esos ingredientes importados había resina de alerce, que probablemente procedía del norte del Mediterráneo, y posiblemente dammar, que procede exclusivamente de árboles de los bosques tropicales del sudeste asiático. Si se confirma la presencia de resina de dammar, como en los bálsamos identificados recientemente en Saqqara y datados en el primer milenio a.C., esto sugeriría que los antiguos egipcios tenían acceso a esta resina del sudeste asiático a través del comercio a larga distancia casi un milenio antes de lo que se conocía hasta ahora.
En estrecha colaboración con la perfumista francesa Carole Calvez y la museóloga sensorial Sofia Collette Ehrich, el equipo recreó meticulosamente el aroma basándose en sus hallazgos analíticos. "El 'olor de la eternidad' representa algo más que el aroma del proceso de momificación --comenta Huber--. Encarna el rico significado cultural, histórico y espiritual de las prácticas mortuorias del Antiguo Egipto".
Con la creación de este olor para su exhibición en museos, el equipo espera ayudar a proporcionar una experiencia inmersiva y multisensorial a los visitantes, permitiéndoles conectar con el pasado de una forma olfativa única, a la vez que traen la mística de la momificación del Antiguo Egipto a la actualidad. Su innovador enfoque no sólo salva una profunda brecha temporal, sino que también permite a las personas con discapacidad visual participar más plenamente en la exposición del pasado de Egipto, haciendo accesibles a un público más amplio los nuevos resultados de la investigación sobre la momificación antigua.