MADRID, 28 Abr. (EUROPA PRESS) -
Durante mucho tiempo se ha debatido sobre el origen de los primeros habitantes de América del Norte. La teoría más aceptada es que hace unos 14.000 años, los humanos emigraron de Siberia a Alaska por un "puente de tierra" en el estrecho de Bering.
Sin embargo, en la década de 1990, un pequeño pero ruidoso grupo de investigadores propuso que América del Norte fue colonizada por la gente del Paleolítico superior de Europa, que se mudó de este a oeste a través de Groenlandia a través de un glacial "puente de hielo."
Ahora, investigadores de la Universidad de Missouri, en colaboración con colegas del Museo de Historia Natural de Cleveland y en otros lugares, han refutado definitivamente la teoría del puente de hielo.
Una evidencia de la teoría del puente de hielo viene de la bahía de Chesapeake. A principios de la década de 1970, la tripulación de un buque de pesca de arrastre de vieira operaba en la costa de Virginia cuando golpeó con un obstáculo que resultó ser un ancestral filo de piedra, junto con piezas de un esqueleto de mastodonte. Como la datación por radiocarbono no funciona para objetos inanimados, los estudiosos correlacionaron la fecha del filo de piedra con el mastodonte, que podría datar de más de 22.000 años de antigüedad.
"Durante más de dos décadas, los defensores de la teoría del puente de hielo han señalado similitudes entre filos de piedra de América del Norte como el que supuestamente fue sacado de la bahía de Chesapeake y otros de la cultura solutrense en Europa occidental", dijo Michael J. O'Brien, profesor de antropología en la Universidad de Missouri.
"Sabemos, sin embargo, que la cultura solutrense comenzó hace unos 22.000 a 17.000 años, lo que es más tarde de las fechas norteamericanas señaladas por los teóricos del puente de hielo como prueba de que los humanos del solutrense poblaron América del Norte. Eso incluye la fecha del mastodonte de Chesapeake."
Los investigadores de La Universidad de Missouri se fijaron en la falta de testimonios de primera mano de la tripulación del barcó que recuperó los restos del filo de piedra y del mastodonte, así como contradicciones en las condiciones en que se produjo el hallazgo.
"Hasta que las imprecisiones se aclaren, realmente no hay razón para aceptar el hallazgo como evidencia de cualquier cosa relacionada con el poblamiento temprano de América del Norte", dijo O'Brien.