JOSÉ-MANUEL BENITO/WIKIMEDIA
MADRID, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La amputación ritual de los dedos durante el Paleolítico Superior explicaría la cantidad de dedos que faltan en las representaciones de manos de arte rupestre en cuevas de ese periodo localizadas en Francia.
En su artículo publicado en el Journal of Paleolithic Archaeology, Brea McCauley, David Maxwell y Mark Collard, de la Universidad Simon Fraser en Canadá, exponen las razones de su teoría, aunque reconocen que se necesita más evidencia para demostrarlo.
Los arqueólogos que estudian el arte en las paredes de los primeros humanos del Paleolítico Superior han encontrado muchas imágenes de manos en las que faltan dedos; gran parte del arte consiste en huellas de manos o contornos de manos. Y a muchas de esas manos les falta un dedo o dos, o incluso tres o cuatro.
La nueva investigación señala que las condiciones adversas podrían explicar la falta de dedos, especialmente por congelación. Pero parece que faltan más dedos de los que parece probable, ya las personas aprenden a no dejar que sus dedos se congelen. Además, el arte con dedos faltantes aparece en algunos lugares que son demasiado cálidos para la congelación generalizada. Los números absolutos sugieren que algo más está sucediendo.
En Grotte de Gargas, en Francia, por ejemplo, a 114 de las 231 imágenes de las manos les faltan dedos. En otra cueva en Francia, el promedio es aún más alto, 28 de 49. Los investigadores también observan que las pinturas a mano en las paredes de la cueva en Grotte de Gargas parecen bastante planas, descartando la posibilidad de que algunos dedos simplemente se retenían como la impresión se estaba haciendo. También observaron los libros de historia y encontraron que 121 grupos de personas que viven en diferentes continentes se han involucrado en rituales de amputación de dedos.
Los investigadores señalan que los rituales de amputación de dedos pueden tomar muchas formas: algunos humanos antiguos podrían haberlo hecho como parte de una ceremonia religiosa o como una forma de llorar la pérdida de un ser querido. Otros pueden haberlo hecho como parte de un ritual de castigo.
Todavía no hay manera de probar que tales rituales ocurrieron, o que el corte del dedo fue llevado a cabo por personas del Paleolítico Superior, pero los investigadores sostienen que existe evidencia suficiente para justificar una investigación adicional.