Detalle de una ilustración de 1911 de un gato con dientes de sable en La Brea Tar Pits. - ROBERT BRUCE HORSFALL & NHM OF LOS ANGELES COUNTY
MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRES) -
Los gatos dientes de sable y los lobos huargos de la Edad de Hielo experimentaron una alta incidencia de enfermedades óseas en sus articulaciones.
Así lo acredita un estudio publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE' por Hugo Schmökel de la Academia Evidensia (Suecia) y sus colegas.
La osteocondrosis es una enfermedad ósea del desarrollo que afecta a las articulaciones de los vertebrados, incluidos los humanos y varias especies domesticadas. Sin embargo, la enfermedad no está documentada a fondo en especies salvajes, y los casos publicados son bastante raros.
En este estudio, Schmökel y sus colegas identifican signos de esta enfermedad en huesos fósiles de extremidades de gatos dientes de sable de la Edad de Hielo ('Smilodon fatalis') y lobos huargos ('Aenocyon dirus') de hace entre 55.000 y 12.000 años.
Los investigadores examinaron más de 1.000 huesos de extremidades de gatos dientes de sable y más de 500 huesos de extremidades de lobos huargos procedentes de las fosas de La Brea, en el Pleistoceno tardío, y hallaron pequeños defectos en muchos huesos compatibles con una manifestación específica de la enfermedad ósea denominada osteocondrosis disecante (OCD).
Estos defectos se observaron principalmente en las articulaciones de hombros y rodillas, con una incidencia de hasta el 7% de los huesos examinados, significativamente superior a la observada en especies modernas.
Este estudio se limita a huesos aislados procedentes de una única localidad fósil, por lo que estudios posteriores en otros yacimientos fósiles podrían revelar patrones en la prevalencia de esta enfermedad y, a partir de ahí, arrojar luz sobre aspectos de la vida de estos animales.
Sigue sin estar claro, por ejemplo, si estos problemas articulares habrían dificultado la capacidad de caza de estos depredadores. Además, la OCD es común en los perros domésticos modernos, que son muy endogámicos, por lo que es posible que la alta incidencia de la enfermedad en estos animales fósiles sea un signo de la disminución de las poblaciones a medida que estas antiguas especies se acercaban a la extinción.
"Este estudio se suma a la creciente bibliografía sobre la paleopatología del Smilodon y el lobo huargo, que ha sido posible gracias al incomparable gran tamaño de las muestras de La Brea Tar Pits & Museum --destaca--. Esta colaboración entre paleontólogos y veterinarios confirma que estos animales, aunque eran grandes depredadores que vivieron tiempos difíciles y ahora están extintos, compartían dolencias comunes con los perros y gatos que hoy tenemos en nuestras casas".