MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
La gran ciudad precolombina de Teotihuacán, en el centro del actual México, colapsó por enfrentamientos entre grupos con diferentes intereses económicos.
Es la tesis expuesta por la antropóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México Linda Manzanillo, que publica en la revista Proceedings.
Las ruinas de Teotihuacán se pueden ver hoy en un lugar a unos 30 kilómetros al noreste de la moderna Ciudad de México, y ofrecen testimonio de la floreciente metrópolis que una vez fue el hogar de aproximadamente 125.000 personas, la ciudad más poblada de la América precolombina.
La ciudad tuvo su inicio alrededor del año 100 antes de Cristo, pero fue completamente diezmada en el siglo VIII. Por qué se derrumbó ha sido un tema de debate entre los historiadores y antropólogos desde hace varios años. En este nuevo esfuerzo, Manzanilla sugiere que no fue la sequía o invasores lo que acabó con la gran ciudad, sino las luchas internas entre sus habitantes.
Manzanilla está basando sus afirmaciones en su examen de partes de las ruinas, junto con un análisis de los restos humanos y otros artefactos que se han encontrado en la zona. Ella sugiere que debido a las erupciones volcánicas entre los siglos I y IV, las personas se vieron obligadas a desplazarse de la cuenca sur, y terminaron en Teotihuacan, lo que dio lugar a una mezcla de etnias.
Marcadores de actividad, patrones nutricionales, isótopos y análisis de ADN antiguo mostraron que los inmigrantes (algunos de los cuales trajeron habilidades especializadas) tendían a vivir en las afueras de la ciudad en diferentes barrios y se les dio puestos de trabajo específicos que ayudaron a reforzar la economía.
Pero también condujo a rivalidades entre barrios. A medida que pasaba el tiempo, esta experta cree que las tensiones surgieron entre ricos empresarios, dirigentes vecinales y los que formaban parte del gobierno. La tensión se incrementó, según Manzanillo, porque el gobierno insistió en retener el control de todos los recursos naturales.
Con el tiempo, esa tensión se desbordó y el resultado fue una turba enfurecida de personas quemando partes principales (administración y edificios rituales) de la ciudad, el destrozo de esculturas y otras estructuras icónicas, y, finalmente, un colapso total de la ciudad.