Este avance permite realizar operaciones financieras de forma rápida y segura a los usuarios. Es importante que cada persona conozca el suyo, lo que es bastante fácil.
Madrid, 27 de septiembre de 2016.- Desde hace dos años, el mundo de la banca experimentó un cambio muy importante que está relacionado directamente con los usuarios. Fue en febrero de 2014 cuando las clásicas cuentas corrientes (CCC) dejaron de ser reconocidas y pasaron a ser sustituidas por el número internacional de cuenta bancaria, más conocido como IBAN (International Bank Account Number, por sus siglas en inglés y que en español significa número de cuenta bancaria internacional). Este número es muy importante desde entonces, ya que no se puede realizar ningún tipo de operación financiera sin él.
El IBAN es un estándar del Comité Europeo de Estándares Bancarios y se creó con el objetivo de agilizar los pagos dentro de la Unión Europea. Además, cumple el estándar ISO 13616 que reduce las posibilidades de intervención manual y asegura la transmisión correcta de datos.
Muchas personas no saben cómo calcular su IBAN, pero es más fácil de lo que parece y por lo general los bancos, como el Banco Santander, ofrecen una alternativa online para obtenerlo. Si una persona quiere saber el IBAN, sólo hace falta que revise la página de su institución financiera para obtenerlo.
La composición del IBAN es alfanumérica y permite identificar el país, entidad, oficina y cuenta bancaria. El código comienza con dos letras que identifican el país (ES en el caso de España, por ejemplo), luego siguen dos dígitos de control y finalmente se suman treinta caracteres alfanuméricos que representan el número de cuenta bancaria. El marco regulatorio aún no establece una longitud uniforme para los países del SEPA, pero si está reglamentado que le código no puede superar los 34 caracteres.
Para poder realizar operaciones financieras es vital conocer el IBAN. Esto permitirá a la persona realizar transferencias y pagos a través de la Unión Europea de forma rápida y segura. Estos dos últimos puntos son los que mayor beneficio traen a los clientes ya que al ser un estándar global las órdenes de pagos se verifican rápidamente para ver si la información y datos de la cuenta bancaria es correcta. De esta forma se acelera el proceso de transferencia, se resguardan los datos de los usuarios y se reducen los márgenes de errores.
Por Pedro Fuentealba
Foto: Banco Santander
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