Antonio Penadés repasa los puentes de la antigua Grecia hasta nuestros días en 'Viaje a la Grecia clásica'

Portada del libro de Penadés 'Viaje a la Grecia clásica'
Portada del libro de Penadés 'Viaje a la Grecia clásica' - EDITORIAL SOTAVENTO
Publicado: martes, 2 junio 2020 13:10

VALNCIA 2 Jun. (EUROPA PRESS) -

El abogado y escritor Antonio Penadés repasa los puentes que la antigua Grecia tiende hasta nuestros días en su última obra 'Viaje a la Grecia clásica', de la editorial Sotavento, en la que combina los géneros de la crónica de viajes y del ensayo.

El itinerario que se narra en esta obra discurre por las regiones griegas septentrionales, con una distancia y una duración muy parecidas a las del viaje a Turquía contado a través de 'Tras las huellas de Heródoto': unos 2.500 kilómetros recorridos en un par de semanas de otoño.

El eje del libro -y del viaje- son las visitas a los yacimientos arqueológicos por donde discurrió la ruta del rey persa Jerjes en su expedición contra Grecia, regresiones de 2.500 años para contemplar el mundo en época clásica, la narración del propio viaje, siempre en solitario, anécdotas de entonces y de ahora, y reflexiones surgidas con ocasión de todo lo anterior. "Un continuo proceso de hilvanar ideas", ha afirmado Penadés.

Dos de los episodios de este viaje cobran una "intensidad especial": el primero fue la llegada a la península de Athos, donde Jerjes ordenó excavar un canal de 2 kilómetros de longitud para el paso de su impresionante flota, y la estancia en uno de los monasterios ortodoxos de la república teocrática de Athos, donde el tipo de vida de sus monjes sigue siendo igual al que tenían mil años atrás, en plena época bizantina; el segundo episodio intenso fue el de la visita a dos centros de refugiados sirios y al paso de Idomeni, en la frontera con Macedonia del Norte, incursiones arriesgadas y muy emotivas que guardan una íntima relación con Heródoto.

El trayecto comienza en el Evros, río fronterizo con Turquía de relevancia estratégica y de resonancias mitológicas, y a partir de ahí recorre la región de Tracia, la isla de Tasos, el monte Athos y Calcídica, la ciudad de Tesalónica, la Alta Macedonia, el monte Olimpo y Tesalia, hasta alcanzar el clímax final en las Termópilas, el desfiladero donde, pese a la derrota, comenzó a fraguarse la grandiosa victoria de los griegos sobre los persas.

"Esta crónica pretende acercar al lector a la Historia de Heródoto, esa maravillosa obra que en plena adolescencia facilitó al autor una valiosa lección de vida y el acceso a la Antigüedad griega, y trata a la vez de resaltar la distinción entre el orgullo, acaso el rasgo más sobresaliente del gran Leónidas de Esparta, y la vanidad, personificada en el rey persa Jerjes", ha apuntado el autor.

"Las ideas ilustradas griegas sirven como herramienta para buscar el linde entre el orgullo, una virtud necesaria en momentos determinantes, y un defecto detestable como la vanidad. También muestran el contraste entre súbdito y ciudadano, conceptos muy vivos en los que no solemos reparar al considerar que nuestras conquistas sociales durarán siempre", ha afirmado Penadés, quien ha agregado que "mientras que los guerreros al servicio del Imperio persa eran meros súbditos al servicio de un rey soberano, los griegos tenían la condición de ciudadanos iguales ante la ley, lo que determinó que decidieran hacer frente a aquel inmenso ejército asiático: los agresores luchaban para evitar los latigazos de sus superiores, los agredidos lo hacían para defender su libertad".

De hecho, la libertad es el valor que "mejor" retrata a Heródoto.
Influido por su condición de apátrida, ya que tuvo que abandonar Halicarnaso a la edad de 17 años para escapar del yugo persa, jamás se debió a gobernante alguno ni tan siquiera escribió por encargo de nadie. "No solo fue el primer historiador, sino un extraño caso de ejercicio libre de esta disciplina, alguien que nunca obedeció al poder sino a su propia conciencia: de ahí su honestidad", ha subrayado Penadés.

En definitiva, es un libro que trata de adentrarnos en la esencia de lo heleno y, por lo tanto, en la de la sociedad en la que vivimos. "Una esencia que reside en los antiguos pensadores griegos, en sus viajeros y en los placeres que ofrece la ribera del Mediterráneo", ha apuntado Penadés.