La búsqueda de obras a través de redes sociales y medios de comunicación ha permitido localizar en colecciones particulares cuadros perdidos
VALÈNCIA, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Museo de Bellas Artes de València abrirá al público desde este martes, 12 de noviembre, la exposición dedicada a la pintora figurativa Rosario de Velasco (Madrid, 1904 - Barcelona, 1991). La muestra "redescubre a una de las grandes artistas españolas de la primera mitad del siglo XX, muy vinculada a la Sociedad de Artistas Ibéricos de la que formaron parte, entre otros, Salvador Dalí o Benjamín Palencia".
La selección, organizada por la pinacoteca valenciana y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, está comisariada por Miguel Lusarreta y Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de la artista, y reúne una treintena de pinturas de los años 20 a los 40 del siglo pasado, los primeros y más destacados de su trayectoria artística, y una sección dedicada a su trabajo como ilustradora.
Junto a pinturas conservadas en museos, como su famoso 'Adán y Eva'*(1932), del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; 'La matanza de los inocentes' (1936), del Museo de Bellas Artes de València; 'Maragatos' (1934), del Museo del Traje de Madrid, o 'Carnaval' (anterior a 1936), del Centre Pompidou de París, se exponen obras guardadas en la familia de la artista y en colecciones particulares, algunas de las cuales se han ido localizando y recuperando con motivo de la muestra.
La búsqueda de obras de la artista que se ha llevado a cabo a través de redes sociales y medios de comunicación ha permitido localizar en colecciones particulares cuadros perdidos, como 'Cosas' (1933), 'Maternidad' (1933), 'Gitanos' (1934) y 'Pensativa' (1935), así como varias ilustraciones de libros o un dibujo preparatoria del óleo 'Carnaval' (anterior a 1936), pero también descubrir algunas obras de las que no se tenía noticia, como 'Bodegón con peces' (hacia 1930) o 'Niñas con muñeca' (1937).
La obra de Rosario de Velasco es un "magnífico ejemplo" del denominado "retorno al orden" en España, un movimiento paralelo a la Nueva Objetividad alemana y al Novecento italiano, con un estilo que supo combinar tradición y modernidad.
La creadora admiraba a pintores como Giotto, Masaccio, Piero de la Francesca o Mantegna, a Durero, Velázquez y Goya, pero también a los artistas de vanguardia, como De Chirico, Braque o Picasso y a los protagonistas de esa vuelta al orden en Alemania e Italia que conoció a través de revistas y exposiciones celebradas en los años 1920 en Madrid.
En la exposición, que podrá visitarse hasta el 16 de febrero de 2025, se muestra también su trabajo como ilustradora, que revela a una dibujante de gran versatilidad. Se aprecia, entre otras, en sus ilustraciones para la edición de 1928 de 'Cuentos para soñar', de María Teresa León, o las de*'Cuentos a mis nietos' (1932), de Carmen Karr.
Nacida en Madrid, Rosario de Velasco inició su formación artística a los 15 años en la academia del pintor Fernando Álvarez de Sotomayor, miembro de la Academia de San Fernando y director del Museo del Prado en dos ocasiones. De esos años es su 'Autorretrato' (1924), en el que firma ya con un monograma compuesto por las iniciales R, D y V, inspirado en el de Durero y que ha sido fundamental en la labor de localización de algunas de sus pinturas.
NUEVAS TENDENCIAS EN UN MUNDO MASCULINO
Pero la joven artista es consciente de que debe ir más allá de la tradición y abrirse a las nuevas tendencias y vanguardias y quiere competir como igual en un mundo mayoritariamente masculino.
Su actitud abierta y su inquietud cultural le llevaron a relacionarse con muchos de los creadores de su generación, en especial con pintoras y escritoras como Maruja Mallo, Rosa Chacel o María Teresa León.
Entre sus amigas se encuentran igualmente Mercedes Noboa, Matilde Marquina, Concha Espina o Lilí Álvarez, campeona de tenis a la que retrató en la década de 1930. En el año que termina sus estudios, 1924, participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid y comienza su incursión en la ilustración.
En la década de 1930 goza ya de un considerable éxito, y forma parte de numerosas muestras colectivas y concursos, como la exposición Nacional de Bellas Artes de 1932 en la que presenta el lienzo 'Adán y Eva', con el que obtuvo una segunda medalla en la categoría de pintura.
El cuadro se expuso además en distintas muestras organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague y en Berlín, cosechando muy buenas críticas por su fuerza y originalidad, y su nombre se destacó como el gran descubrimiento de la temporada. De esa misma década son la mayoría de sus obras más importantes, como 'Maragatos', que en 1934 obtuvo el segundo premio en el Concurso Nacional de Pintura, 'La matanza de los inocentes' (1936), con la que participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, o 'Lavanderas' (1934), que pintó como regalo de boda a su hermano el Dr. Luis de Velasco.
En 1935, 'Gitanos' fue seleccionada para participar en el Carnegie International, una exposición de artistas de diferentes países organizada por el Carnegie Museum of Art de Pittsburgh. Su obra compartió espacio con la de Carlo Carrá, Otto Dix, Edward Hopper o Georgia O'Keeffe, así como la de Picasso y Dalí. El cuadro, hasta ahora en paradero desconocido, ha sido uno de los grandes hallazgos realizados durante la preparación de esta exposición.
Al estallar la Guerra Civil, su militancia falangista y su entorno familiar la llevan a abandonar Madrid. Viaja primero a València y después a Barcelona, a Sant Andreu de Llavaneres, donde conoce al médico Javier Farrerons que se convertirá más tarde en su marido y que logró liberarla de la cárcel Modelo de Barcelona, donde estuvo detenida. Terminada la guerra, Rosario se instala en la Ciudad Condal con su marido y su hija María del Mar.
En 1939 participa en la Exposición Nacional de Pintura y Escultura, en València, y en 1940 presenta su primera exposición individual, en Barcelona. En los años siguientes, continúa exponiendo también en Madrid, aunque con menor frecuencia, como en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1941 y de 1954, además de en diversas galerías. En 1944 fue seleccionada para el II Salón de los Once, organizado por la Academia Breve de Crítica de Arte, impulsada por Eugenio d'Ors para dar a conocer el arte de la primera posguerra.
D'Ors era una de las personalidades del círculo de amistades de la artista y de su marido, junto a Dionisio Ridruejo, Pere Pruna o Carmen Conde, entre otros.