VALENCIA, 30 May. (EUROPA PRESS) -
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, señaló anoche en la Catedral de Valencia al término de la procesión del Corpus Christi que la ideología de género es "la más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia" y lamentó que "tratan de imponernos poderes mundiales más o menos solapadamente con legislaciones inicuas, que no hay que obedecer".
Frente a ello, instó a los fieles a "encarnar el proyecto eucarístico en la vida cotidiana, en la familia, en la escuela, en la fábrica", lo que implica "testimoniar que la realidad humana no se justifica sin referencia al creador", según ha informado el Arzobispado en un comunicado.
El purpurado se refirió también expresamente a la Comunitat Valenciana y pidió "a quien corresponda" evitar "una próxima legislación inspirada en esa misma ideología para no ir contra el hombre ni contra la humanidad", y añadió: "Valencia no se merece eso, no puede ser punta de lanza en la aplicación de tal ideología insidiosa".
En sus palabras al terminar "esta procesión religiosa, que no cultural", que recorrió las calles del centro histórico de Valencia ante decenas de miles de personas, el cardenal aseguró: "Hemos recorrido las calles de Valencia acompañando al Cuerpo de Cristo, manifestando nuestra fe en el solo y único Salvador de los hombres" y agregó que "ante Dios nos arrodillamos, a Dios le adoramos; no adoramos ni nos postramos ante los poderes de este mundo".
Más adelante, recordó que "la eucaristía es un modo de ser que pasa de Jesús al cristiano y, por su testimonio, tiende a irradiarse en la sociedad y en la cultura, en un proyecto de vida y de sociedad , que aparece ya en el sentido mismo de la palabra 'eucaristía': acción de gracias".
A su juicio, "la Iglesia está llamada a recordar a los hombres esta gran verdad", apremió el cardenal Antonio Cañizares, "sobre todo en nuestra cultura secularizada, que respira el olvido de Dios y cultiva la vana autosuficiencia del hombre". "Que nadie vea en la Iglesia una amenaza a la sana laicidad, pero nunca podremos dejar de ser consecuentes".
Citando a San Juan Pablo II aseguró que "no podemos someternos a una mentalidad inspirada en el laicismo, tampoco en la ideología de género, ambas ideologías llevan gradualmente, de forma más o menos consciente, pero certera, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública".
Además, laicismo e ideología de género "contradicen la verdad del hombre y el misterio de la fe, es decir, el misterio de la eucaristía, centro de nuestra vida, que es presencia salvadora de Cristo en la historia que afecta al hombre entero, a lo que es fundamental en su vida, a todo lo que es la vida del hombre, entre otros aspectos a su libertad, más aún a la libertad religiosa, que cuando se cercena priva al hombre de algo fundamental".
"HABLAR DE DIOS CON LA FRENTE MUY ALTA"
Los cristianos "estamos llamados y urgidos a comprometernos a dar testimonio de la presencia de Dios en el mundo. No tengamos miedo de hablar de Dios ni de mostrar los signos de la fe con la frente muy alta", señaló el cardenal.
Al término de su mensaje a los fieles de la diócesis, subrayó que "la cultura de la eucaristía promueve una cultura del diálogo, que en ella encuentra fuerza y alimento". Por lo tanto, "se equivoca quien cree que la referencia pública a la fe menoscaba la auténtica autonomía del Estado de las instituciones civiles o que puede fomentar incluso actitudes de intolerancia".
Si bien, matizó el Cardenal, "no han faltado en la historia errores, inclusive entre los creyentes, esto no se debe a las raíces cristianas -que siempre son y serán eucarísticas-, sino a la incoherencia de los cristianos con sus propias raíces -con la Eucaristía".