VALÈNCIA 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
El colegio CEIP La Balaguera de Albal (Valencia) ha retomado su actividad lectiva este lunes tras la DANA incorporando en sus instalaciones a un centenar de alumnos del colegio San Blas de la misma localidad.
"Ahora somos el San Balaguera", ha asegurado Noemí, secretaria del CEIP La Balaguera de Albal, en declaraciones a Europa Press Televisión, sobre la incoporación de estos alumnos que no han podido regresar a las aulas de su centro por los daños ocasionados por el temporal. Por ello aseguran que ha retomado las clases pero en una realidad "totalmente distinta" a la del mes de septiembre cuando comenzó el curso escolar.
Noemí ha comentado que el pasado 4 de noviembre volvieron al centro para organizar el acogimiento de los alumnos de Infantil y Primaria procedentes del San Blas de Albal. Durante esos días el claustro de ese colegio fue llevando algunas de las cosas que habían podido "ir rescatando" como bandejas del comedor y otros materiales.
Al actual número de alumnos del CEIP La Balaguera, un total de 300 estudiantes, se han sumado los más de 100 alumnos del colegio San Blas y todavía tienen pendientes 40 solicitudes para realojar estudiantes del colegio CEIP San Carlos, de esta misma localidad. En estos últimos días también están recibiendo llamadas de otros centros educativos de Catarroja, Massanassa y Paiporta para poder acoger en sus aulas a otros menores y que así "se olviden de todo lo que hay en la calle".
"Al alumnado del San Blas les hemos ofrecido espacios y todos ellos están con su profesorado, no hemos mezclado con nuestro alumnado para que no notasen tanto cambio. Compartimos espacio de comedor, compartimos el patio, ahora somos el San Balaguera, hemos juntado los dos nombres", ha comentado la secretaria de este colegio quien ha detallado que los estudiantes que vengan del colegio San Carlos se tendrán que ir repartiendo según las vacantes disponibles de cada clase, teniendo en cuenta que han ampliando las ratios a 30 alumnos por aula.
En esta nueva configuración del colegio por un tiempo indeterminado, el equipo directivo del centro ha tenido que prescindir de la sala de profesores, y han modificado el uso de algunas de las instalaciones como la sala de música y la biblioteca que ahora son usadas como aulas. "Todos los espacios que teníamos disponibles, incluso mi clase de educación especial de PET, que era una mini clase, han tenido que modificar su uso y ahora es una pequeña sala de profesores", ha indicado.
Respecto a las instrucciones por parte de la Conselleria de Educación, en este colegio aseguran que "van cambiando mucho" y que, a veces, eso "nos marea bastante". "De viernes a domingo salen nuevas instrucciones. Vamos un poco al día, pero sí que nos han dicho que la parte económica se van a hacer cargo porque si sube la ratio de alumnos en el comedor, también suben los gastos del comedor. No es lo mismo comprar 500 yogures que 1.500", ha precisado.
No obstante, ha comentado que todavía están mirando como gestionar el comedor y cómo reubicar los espacios con la empresa responsable de este servicio, de quienes han valorado positivamente su esfuerzo en estos días: "Se están portando genial, aquí estamos todos al 100%".
"TENÍAN GANAS DE VOLVER A LA NORMALIDAD"
En este nuevo inicio escolar, Noemí ha explicado que a algunos de los estudiantes de Infantil les ha costado más el regreso y que se ha visto algún llanto, pero señala que la gran mayoría estaban contentos y "tenían ganas de volver" después de estas tres semanas.
"Les hemos recibido con una gran sonrisa y eso es lo importante, que ellos se sientan felices y no te vean triste", ha comentado la secretaria de este centro educativo quien admite quien también los padres querían retomar la normalidad y la rutina.
Del día 29 de octubre, esta profesora ha comentado que desde el consistorio les avisaron que a las 15 horas todo el centro tenía que estar cerrado, y por ello tuvieron que adelantar la hora de comida, algo que aumentó un poco "el susto" entre el alumnado pese a que recuerda que ni llovía a esa hora y que incluso estaba haciendo "muchísimo calor".
"A las tres y veinte ya no había nadie en el colegio. Llegamos a casa las profesoras y seguía sin llover. Luego a las 18.30 horas empezaron a llegar los mensajes de WhatsApp, empecé a recibir mensajes de que el barranco de Catarroja se estaba saliendo", ha narrado Noemí quien admite que no podía creerse lo que estaba ocurriendo.
Ella vive en Albal y explica que, a partir de esa hora, comenzó el pánico y recuerda cómo venía el agua desde Catarroja y Paiporta por dos calles. En ese momento, decidieron mover sus coches para dejarlos en una zona más elevada. Comenta que tuvieron la suerte de haber podido salvar su vehículo pero asegura que muchos vecinos de Albal se quedaron sin coche.