VALENCIA 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Centro del Carmen de Valencia funde tradición y vanguardia de la mano de la pintora cubana Amelia Peláez (1896-1968), de la que se exhibe una retrospectiva de 42 obras que inundan de color, formas poliédricas, siluetas femeninas y naturalezas muertas la sala del Dormitorio del antiguo convento.
La exposición, que se podrá contemplar hasta el 6 de mayo, permite descubrir por primera vez en Valencia la obra de una artista que, a pesar de ser "una gran desconocida" en España, está considerada un icono de la creación cubana del siglo XX, y una de las grandes artistas iberoamericanas de la época.
Así lo ha puesto de relieve el director-gerente del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, Felipe Garín, quien ha presentado la exposición 'Amelia Peláez. Una mirada en retrospectiva (1928 - 1966)' junto a la subdirectora del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba --de donde proceden todas las piezas--, Regla García y la conservadora de este centro, Elsa Vega.
Influida por las vanguardias europeas, Amelia Peláez es la única representante femenina de la nueva generación de artistas que en los años 30 del siglo XX marcaron los principios de la modernidad en la plástica cubana. Ahora, esta muestra, que ha pasado anteriormente por Galicia, repasa más de 30 años de trayectoria artística de Peláez, con piezas realizadas entre 1928 y 1966.
Organizada de forma cronológica, la exposición reúne un total 32 pinturas y 10 dibujos que resumen las distintas etapas creativas en la obra de Peláez y donde pueden apreciarse sus temas más recurrentes como las naturalezas muertas, los perfiles de mujeres o los íntimos espacios interiores, al mismo tiempo que su progresiva "cubanía" que llenó de colores estridentes y luces sus lienzos.
La comisaria de la muestra, Elsa Vega, ha explicado que "Amelia Peláez revolucionó la pintura cubana gracias a la asimilación de las vanguardias europeas a las que incorporó elementos característicos de la tradición cubana".
En opinión de la espacialista, "la obra de Amelia Peláez constituye un monumento a la defensa de los valores identitarios de la cultura cubana".
"Su evolución transcurre sin saltos, en una continuidad afirmada en la voluntad de ser consecuente con ella misma sin desvíos ni repeticiones. Amelia gustó de encontrar lo diferente sin perder la unidad del decir propio. Por ello ocupa un espacio de honor dentro de la plástica cubana para, desde ahí, conquistar un merecido reconocimiento en el ámbito latinoamericano e internacional".
JUNTO A KAHLO Y DO AMARAL
De hecho, la conservadora ha recordado que, en una exposición organizada en 1997 por la Caixa, se incluyó a Peláez, Frida Kahlo y Tarsila Do Amaral como las tres grandes artistas latinoamericanas de todos los tiempos.
La muestra arranca con ejemplos de la primera etapa creativa de la artista --entre los años 30 y 40--, cuando imprimió un nuevo estilo en su pintura a su regreso de París. La influencia del cubismo aparece en sus naturalezas muertas donde empiezan a verse las frutas exóticas además de otros elementos representativos de la tradición y de la arquitectura cubana.
A partir de los años 40 obras como 'Mujer (1941)' o 'La pianista (1944)' definen un estilo y una personalidad únicos en su pintura que en los últimos años, entre los 50 y 60 se impregnarán de color sin perder el lenguaje tradición/modernidad que marca toda su trayectoria.