VALÈNCIA 24 May. (EUROPA PRESS) -
Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización, cuyo centro de operaciones estaba en València, que estafó más de 500.000 euros mediante falsos anuncios online de alquileres vacacionales, principalmente en las Islas Baleares y en Canarias.
Los investigadores estiman que hay más de 300 afectados a nivel internacional.
Según ha informado la Jefatura Superior de Policía en un comunicado, han sido detenidas 10 personas como presuntas autoras de los delitos de estafa, blanqueo de capitales y falsificación documental. Los agentes intervinieron varias libretas bancarias, cartas de identidad rumanas y certificados de registro de ciudadano de la unión, cartulinas y 12 teléfonos móviles. Además, han sido bloqueadas 40 cuentas bancarias.
Las investigaciones se iniciaron a principios de este año al tener conocimiento los agentes de que personas de nacionalidad rumana estaban abriendo en la ciudad y provincia de Valencia cuentas bancarias con documentación falsa y que en ellas recibían multitud de transferencias e ingresos bancarios, principalmente procedentes de países extranjeros.
Durante las investigaciones los policías averiguaron que se trataba de una organización que creaba distintas páginas web dedicadas al alquiler de villas, apartamentos o viviendas en zonas turísticas de España, principalmente en las Islas Baleares o Canarias, alojándolas en servidores de países extranjeros y utilizando documentación falsa. Para conseguir un mejor posicionamiento compraban a los seguidores de las mismas y de esta manera los internautas que buscaban un alojamiento para alquilar no tenían ninguna duda sobre su reputación.
Cuando los clientes veían algo que le interesaba se ponían en contacto con el anunciante a través de email, acordando las condiciones del alquiler, y pagaban por adelantado la totalidad o un tanto por cierto del precio, mediante transferencia internacional a la cuenta bancaria que les indicaban.
Una vez cerrada la operación, para dar mayor credibilidad, solicitaban la transferencia a través de una cuenta bancaria que previamente habían abierto con documentación falsa. Una vez recibido el dinero, realizaban los reintegros de efectivo en cajeros automáticos de distintas sucursales. Posteriormente lo sacaban de España a través de envíos por empresas de dinero rápido, directamente y en efectivo en viajes a Rumanía o a través de transferencias mediante banca online.
Las víctimas no se percataban del fraude hasta que llegaban a España. Descubrían que habían sido estafadas cuando el arrendador no había ido a recogerles al aeropuerto como habían pactado o cuando llegaban a la dirección indicada, donde no había ningún apartamento o el que había nunca estuvo en alquiler.
MODUS OPERANDI
Los arrestados buscaban fotografías de viviendas a través de Internet y creaban anuncios en otros portales con precios inferiores a los del mercado para atraer la atención de sus potenciales víctimas.
Otras veces atacaban los servidores de las empresas dedicadas a la oferta de servicios vacacionales, haciéndose pasar por administradores de estas páginas. Después enviaban falsos correos a los anunciantes reales para solicitarles las claves de acceso, alegando algún problema técnico en la web de alojamiento. Finalmente, modificaban los anuncios de modo que el futuro cliente contase con los arrestados.
Los policías averiguaron que captaban a sus colaboradores entre personas que conocían y pasaban por problemas económicos. También lo hacían a través de Internet anunciando ofertas de trabajo como gestores cuya función era la de abrir cuentas en las que recibirían dinero por diversos conceptos, recibiendo por ello un porcentaje. Cuando los "muleros" eran denunciados la organización los abandonaba y captaba otros nuevos.
Durante esta operación, los agentes detuvieron al captador de "muleros" que tenía su centro de operaciones en València y que era el encargado de recoger a los que la organización mandaba desde Rumanía. Les proporcionaba vivienda e identidades falsas y los acompañaba a las entidades bancarias para que abriesen las cuentas, pagándoles después la cantidad estipulada como comisión. Cuando los "muleros" abrían un mínimo de cuentas y sospechaban que podrían estar siendo investigados los mandaban de vuelta a Rumanía y traían a otros.